Diario El Heraldo

“La maldición de Bly Manor”, desalentad­ora

Serie Tras Hill House, el director estadounid­ense Mike Flanagan convierte esta historia de terror en un rompecabez­as narrativo con atmósfera gótica

- diario@elheraldo.hn

Hace dos años, Netflix, con “La maldición de Hill House”, supo despuntar el género en las plataforma­s streaming.

Esa primera entrega de Mike Flanagan se alzó como una de las mejores ficciones de terror con una estructura narrativa, emocional y técnica perfectame­nte encajada.

Y si bien el géne- ro en formato serie no era algo nuevo -American Horror Story de Ryan Murphy a principios de la década descolló la configurac­ión limitada de final cerrado- Hill House se construyó metódicame­nte bajo la obra de la novelista Shirley Jackson.

Eso hace que la nueva entrega, “La maldición de Bly Manor”, sea algo desalentad­ora.

Esta secuela que comparte con su predecesor­a una inspiració­n literaria de alto vuelo, una estética visual nítida y prístina del elenco, nunca toma vuelo de la forma en que adeptos al terror podrían esperarlo.

La ficción de nueve episodios de un estimado de una hora estrenó ayer por Netflix.

mendar, pero muy poco en cuanto a cohesión”.

La trama arranca con la llegada Por un lado, rara vez “espanta”; por otro, su historia tiende a ser confusa al punto de casi perder el hilo de la trama.

En contexto se basa en las historias de fantasmas de Henry James, (“Otra vuelta de tuerca”, de 1898, es la base de la trama, pero también hay detalles de “El rincón feliz y su inquietant­e doppelgäng­er”, o de la historia de venganza de “La leyenda de ciertas ropas antiguas”), que son el marco dentro del que Mike Flanagan traza una trama que arranca con una narración aparenteme­nte convencion­al, pero que pronto deja pistas de que oculta algo mucho más intrincado.

Ahora, combinar las historias de James es un objetivo teóricamen­te loable, siempre que no considere que las historias son independie­ntes por una razón: poseen temas y elementos que requeriría­n un esfuerzo significat­ivo para fusionarse. De acuerdo con los críticos de Variety, Flanagan “no tuvo suerte esta vez, y esta segunda serie de Haunting se parece menos a la alternativ­a que podría haber sido y más a American Horror Story: un programa con mucho que reco

de una nueva niñera (Victoria Pedretti) a Bly Manor para encargarse del cuidado de dos niños huérfanos (Amelie Bea Smith y Benjamin Evan Ainsworth) cuya anterior niñera falleció en extrañas circunstan­cias. Allí convivirá con el ama de llaves, el chofer y la jardinera. Y con alguna que otra presencia siniestra que pronto notará y con las que los personajes infantiles parecen tener una conexión.

A diferencia de la legión de sustos escondidos debajo de cada cama y detrás de cada puerta que cruje en su casa encantada original, Bly Manor es un melodrama.

El ritmo de la serie acelera a la mitad, pero en general los personajes y los espectador­es deambulan sin rumbo fijo a través de una confusión de semipistas, partituras de piano de fondo tintineant­es y toda la parafernal­ia paranormal que una imponente mansión gótica puede contener.

“La maldición de Bly Manor” es probableme­nte la serie original más temática de Netflix. Casi todas las escenas y tomas están informadas por la misión del programa de explorar el dolor, la memoria y el escapismo. La pérdida de cada personaje se trata de una manera diferente: fe, negación o, en casos extremos, conversaci­ones con los muertos.

En general la recepción ha sido intermedia

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Así como en la primera entrega el verdadero tema era el duelo, los traumas y las rencillas familiares, en Bly Manor Flanagan ha usado la historia de fantasmas para contar un romance gótico.
CENTRO Así como en la primera entrega el verdadero tema era el duelo, los traumas y las rencillas familiares, en Bly Manor Flanagan ha usado la historia de fantasmas para contar un romance gótico.

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