Un ser excepcional, ejemplo de amor y de solidaridad
Adiós sor María Rosa Hondureños reafirman el legado de la madre abnegada que cuidó, alimentó y educó a miles de niños
La partida a lo ignoto de sor María Rosa Leggol a sus 93 años inundó de tristeza a la sociedad hondureña.
Hondureños de todos los sectores y de diversos estratos sociales enviaron mensajes de condolencias y solidaridad para rendir homenaje a la religiosa que dedicó su vida a cuidar, alimentar y educar a miles de niños huérfanos del país.
“Mi loquera es amar y servir a los demás, a los más pobres que son la riqueza de Dios. Desde que inicié con mi proyecto son 87 mil hijos que han pasado por mí, porque los niños necesitan crecer dentro de un hogar y una familia”, dijo en una entrevista concedida a EL HERALDO en 2017.
Y eso fue su vida, una eterna búsqueda del bien. Una lucha eterna por las causas de los más necesitados, labor que realizó a través de su fundación Sociedad Amigos de los Niños, creada en 1966.
El maravilloso ser humano que fue lo recordó con lágrimas el empresario Eduardo Atala, quien compartió que era una fiel seguidora del Club Deportivo Motagua. Que cada año lucía la camiseta del equipo y oraba cada vez que jugaba.
El empresario Emilio Larach, por su parte, la recordó como un enorme ser humano que se entregó de lleno a la labor social y que el país debe rendirle homenaje como merece.
De su lado, el presidente Juan Orlando Hernández dijo sentir su partida y la describió como una mujer extraordinaria, orgullo de Honduras.
En las redes sociales, miles de hondureños, entre ellos los hijos que formó, despidieron con palabras de agradecimiento a la mujer que se convirtió en su padre y madre, quien dijo una vez “no soy madre... juego a serlo y cada día aprendo”