Humanizar a las mascotas es otra forma de maltratarlas Muchos dueños les imponen a sus mascotas reglas humanas que van desde los peinados hasta el maquillaje.
SI PARA USTED TENER PERROS O GATOS A SU CARGO ES SINÓNIMO DE CRIAR NIÑOS, ESTÁ FRENTE A UN PROBLEMA
¿Qué cree que sentiría si le arrebataran la oportunidad de seguir siendo humano? Antes de responder trate siquiera de imaginar lo que representaría para usted tener que renunciar a su propia naturaleza.
En la actualidad, las mascotas ocupan un papel muy importante como parte de la sociedad. Incluso los perros y los gatos se han convertido en hijos y miembros de la familia. Tanto es así que en muchas situaciones ese exceso de cariño se ha transformado en maltrato.
Restaurantes, escuelas, fiestas de cumpleaños, peluquerías, almacenes de ropa y otros establecimientos dedicados a someter a los animales a actividades particulares de las personas se esparcen por todos lados con una rapidez que llega a pasar tan desapercibida como normalizada.
El entrenador canino mexicano César Millán, conocido por la serie de televisión “El encantador de perros”, explicó que humanizar a las mascotas hace que pierdan su identidad, que se sientan frustradas, ansiosas e inseguras. “El ser humano se ha enfocado en ser profesional y no en tener familia, por eso quieren llenar ese vacío con los animales. Pero estos últimos se sienten incompletos porque tienen otras necesidades físicas y psicológicas que suplir”, aseguró.
Millán agregó que hace 50 años los problemas psicológicos de los perros no eran tan frecuentes porque se les trataba como animales y estaban en espacios grandes. Ahora viven dentro de una casa, aburridos y sin actividad física. “Un perro de la calle se comporta mejor que uno que vive dentro de un hogar. Tiene ese reto de sobrevivir, de buscar alimento y desarrolla todas sus capacidades. El perro hogareño no tiene trabajo, no camina más de 15 minutos, no tiene propósito”, añadió.
El debate ahora consiste en averiguar quién vive más feliz: ¿El perro vagabundo que sigue libremente sus instintos o aquel que reposa todo el día en el sillón usando ropa de peluche? La respuesta es suya