Un asesinato que no debe quedar impune
Félix Vásquez era secretario general de la Unión de Trabajadores del Campo y un defensor del medio ambiente en el departamento de La Paz. La noche del sábado anterior, hombres que vestían con pantalones moteados, camisas negras, pasamontañas, zapatos tipo burros, y portaban armas de grueso calibre y machetes, ingresaron a su casa en la aldea El Ocotal del municipio de Santiago de Puringla, y lo mataron frente a su familia. Los asesinos se dieron a la fuga.
Las causas de la muerte no se conocen por ahora, pero su familia y organismos de defensa de derechos humanos presumen que está relacionado con las labores de defensa de la tierra y de los recursos naturales en su comunidad.
Vásquez, quien también corría por una diputación en el partido Libre, había denunciado con anterioridad amenazas de muerte, las que -como sucede casi siempre con este tipo de denuncias- son documentadas y más tarde engavetadas.
Se conoció que también había presentado denuncias ante la Fiscalía de las Etnias.
Hoy, tras su asesinato, las autoridades policiales y el Ministerio Público han anunciado el inicio de las investigaciones, e incluso la conformación de equipos especiales que trabajan en el caso y ya realizan allanamientos y siguen algunas pistas.
Queda confiar, y más que ello, demandar, que actúen con diligencia para evitar que este sea un caso más de los muchos que quedan en la impunidad en Honduras.
Se tiene que asegurar el funcionamiento de todos los organismos e instituciones encargados de investigar e impartir justicia, que hasta ahora han mostrado un actuar negligente en muchos otros casos similares, lo que favorece que estos hechos sigan ocurriendo.
La impunidad en todas sus formas debe terminar y para ello se requiere que la institucionalidad funcione