¡Salud, 2021!
El año 2020 ya se acabó y la gente se tomó muy en serio lo de espantar las malas vibras para el año que hoy inicia. Después de sobrevivir los tumbos y calamidades del calendario recién concluido, había que exorcizar cualquier incordio y dar las gracias por todo lo bueno, aunque no se pudiera presumir de una chiva, una burra negra, una yegua blanca ni una buena suegra. Debido a la covid-19, un par de tormentas y sus calamidades materiales y humanas, muchas personas se expresan en términos groseros sobre este período de 366 días (sí, era bisiesto, por si usted no se acordaba), sin embargo, como bien me hizo ver un colega, conservar la salud -propia o de los seres queridos-, una fuente de ingresos, la seguridad de un hogar y, dadas las circunstancias, la vida misma, calificaría como positivo para cualquiera que en este momento lea estas líneas. Es normal que uno se sienta tentado a parafrasear a la reina británica y llamar “annus horribilis” al 2020. Comprobar nuestras vulnerabilidades como especie, cuando nos la pasamos presumiendo de nuestros “logros” como civilización moderna, puede ser desmoralizante. El homo sapiens es un ser competitivo y sabernos doblegados ante una amenazante entidad que los expertos todavía debaten si califica como ser vivo, produce una incertidumbre e inseguridad con la que no es fácil lidiar. Las capacidades institucionales de la pluralidad de naciones, sin importar su ubicación geográfica y estatus, han sido puestas a prueba por una “democrática” y minúscula molécula (SARS-COV-2) que -de acuerdo con conocedores- no está ni viva ni muerta, ni siquiera es autónoma (pues necesita de una célula ajena para reproducirse). Es lo más parecido a un “zombie”, pero invisible pues es tan pequeño que no puede apreciarse ni con lo más potentes microscopios (¿no es de terror?). 2021 es, según rezan los titulares, el año en que se ganará la batalla contra este incómodo intruso de origen desconocido. Las mentes más privilegiadas del planeta, reunidas gracias a los esfuerzos de grandes casas farmacéuticas e iniciativas de investigación académicas, han estado trabajando con ahínco en la producción de vacunas para doblegarlo y sus esfuerzos empiezan a mostrar resultados halagüeños, con distintos grados de eficacia. Los medios de comunicación han advertido, eso sí, que variedades nuevas de este coronavirus han empezado a manifestarse por allá y acullá, recordándonos que no hay que “cantar victoria antes de gloria” (recordemos que la gripe de 1918 tardó tres años en disiparse, aunque sin vacunas). Por si acaso fallaran las saludes del brindis de la medianoche del 31 de diciembre, no olvide que el año nuevo chino se celebra el 12 de febrero, el maya el 26 de julio, el musulmán el 9 de agosto y el judío el 6 de septiembre. Cada fecha será una oportunidad renovada para insistir, con cautela y humildad, que el año venidero sea mejor que el anterior. ¡Insha´allah!
Por si acaso fallaran las saludes del brindis de la medianoche del 31 de diciembre, no olvide que el año nuevo chino se celebra el 12 de febrero, el maya el 26 de julio, el musulmán el 9 de agosto y el judío el 6 de septiembre.