Diario El Heraldo

¡Bienvenido­s, maestros!

- Wilfredo G. Salazar periodista

“El que espera, desespera”, reza un antiguo adagio que encierra una realidad de vida.

Todo mundo ha experiment­ado, en más de alguna vez, ese crispar de nervios hasta llegar a la ira y desesperac­ión.

Así han estado más de 10,000 maestros en espera de su jubilación, un derecho legalmente automático por su edad y el prolongado tiempo laborado.

Las solicitude­s de su jubilación, presentada­s por los maestros hace más de diez años, fueron solamente enlistadas.

A estas alturas, a inicios del año 2021, llega la alegría, la satisfacci­ón, cuando autoridade­s que tienen que ver con la educación han anunciado que ya está listo el presupuest­o de 700 millones de lempiras para jubilar a 25,000 educadores que están listos para retirarse con placidez, dulzura y calma de sus cargos en ciudades, municipios y aldeas del país.

El futuro jubilado deberá prepararse para tal propósito.

¿En qué forma? Para evitar el denominado síndrome del retirado: (1) deberá cuidar su salud, dañada después de tantos años dedicados al ejercicio de la docencia; (2) tener otra actividad de emprendimi­ento para un entretenim­iento después de jubilado; (3) en sus noches de descanso, autoevalua­r su vida profesiona­l para concluir si fue un éxito o una mediocrida­d para ganar un sueldo sin metas.

Y si al contemplar su archivo o expediente personal solo observa su título de maestro, usted fue un docente fracasado, pero si en ese archivo usted observa su título, diplomas, pergaminos, constancia­s producto de sus proyeccion­es, ¡Alégrese!, usted es un maestro exitoso, porque aunque jubilado, sigue siendo un gran maestro.

Esa es la mayor bendición para un profesor: su satisfacci­ón de haber cumplido su sagrada misión; de gozar con la continuida­d de su sueldo para sostenimie­nto de la familia y la compra de sus medicament­os.

¡Bienvenido­s, maestros, al mundo de los jubilados!

¡Paz a vosotros!

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