¡Bienvenidos, maestros!
“El que espera, desespera”, reza un antiguo adagio que encierra una realidad de vida.
Todo mundo ha experimentado, en más de alguna vez, ese crispar de nervios hasta llegar a la ira y desesperación.
Así han estado más de 10,000 maestros en espera de su jubilación, un derecho legalmente automático por su edad y el prolongado tiempo laborado.
Las solicitudes de su jubilación, presentadas por los maestros hace más de diez años, fueron solamente enlistadas.
A estas alturas, a inicios del año 2021, llega la alegría, la satisfacción, cuando autoridades que tienen que ver con la educación han anunciado que ya está listo el presupuesto de 700 millones de lempiras para jubilar a 25,000 educadores que están listos para retirarse con placidez, dulzura y calma de sus cargos en ciudades, municipios y aldeas del país.
El futuro jubilado deberá prepararse para tal propósito.
¿En qué forma? Para evitar el denominado síndrome del retirado: (1) deberá cuidar su salud, dañada después de tantos años dedicados al ejercicio de la docencia; (2) tener otra actividad de emprendimiento para un entretenimiento después de jubilado; (3) en sus noches de descanso, autoevaluar su vida profesional para concluir si fue un éxito o una mediocridad para ganar un sueldo sin metas.
Y si al contemplar su archivo o expediente personal solo observa su título de maestro, usted fue un docente fracasado, pero si en ese archivo usted observa su título, diplomas, pergaminos, constancias producto de sus proyecciones, ¡Alégrese!, usted es un maestro exitoso, porque aunque jubilado, sigue siendo un gran maestro.
Esa es la mayor bendición para un profesor: su satisfacción de haber cumplido su sagrada misión; de gozar con la continuidad de su sueldo para sostenimiento de la familia y la compra de sus medicamentos.
¡Bienvenidos, maestros, al mundo de los jubilados!
¡Paz a vosotros!