Impacto de pandemia y huracanes en tu bolsillo
Estamos preocupados por la situación económica del país, por el empleo, los ingresos, la caída de impuestos, las pérdidas materiales, la muerte de familiares, conocidos y desconocidos, los negocios que han dejado de operar, las pocas posibilidades de que reanuden sus actividades, y en resumen, la forma en que miles de personas lograrán sobrevivir y ganarse la vida en medio de una aguda crisis social, ambiental y humana.
Aunque la perspectiva de una vacuna ha renovado nuestras esperanzas de mejoría y recuperación, los efectos de la economía pandémica y poshuracanes Eta y Iota serán duraderos.
“El desempleo, la bancarrota y la desesperación afectarán nuestra disposición para abrir la billetera y volver a gastar”.
La pobreza, el subempleo y la desigualdad se agudizarán, lo cual impedirá que exista una mayor propensión a invertir, consumir e irnos de parranda.
Todo lo anterior tiene un efecto directo sobre el consumo y el gasto de miles de hondureños, quienes debido a las restricciones derivadas de tanta desgracia sanitaria y natural se comportarán con más prudencia al usar sus ahorros, ya que lo racional es que piensen en el futuro, dado que el mismo es incierto y borroso.
En vista que entre los 18 y 30 años somos reacios a ahorrar, es un buen momento para que muchos jóvenes se adhieran a planes de pensiones gubernamentales y privados, como una forma de combatir la incertidumbre y asegurarles a sus familias algún ingreso, mientras puedan tener y conservar el empleo, sin la desgracia de encontrarse con la inmisericorde parca.
No se debe olvidar que en Honduras hasta morirse cuesta un ojo de la cara.
Para los jóvenes el ahorro obligatorio.
Es una buena decisión, ya que de otra manera se hace más difícil cumplir con tan buen propósito, el cual permite que un plazo de 15 o 20 años se disponga de una cantidad suficiente para una modesta jubilación, de la cual carecen la mayoría de los ciudadanos del país.
Comprar un terreno o una casa al crédito también es una muy buena opción, especialmente en este momento en que muchas personas por la necesidad se ven obligados a deshacerse de tales bienes, aunque hay que cuidarse mucho de no caer en la trampa de los estafadores, que aprovechando la ambición característica del ser humano quieren hacer su agosto en lo que resta del año y las fechas venideras.
Como suele postular la sabiduría popular por medio de refranes, “que la avaricia no rompa el saco”; o bien, “lo que mal empieza mal acaba”
En vista que entre los 18 y 30 años somos reacios a ahorrar, es un buen momento para que muchos jóvenes se adhieran a planes de pensiones gubernamentales y privados, como una forma de combatir la incertidumbre y asegurarles a sus familias algún ingreso, mientras puedan tener y conservar el empleo”.