Diario El Heraldo

Impacto de pandemia y huracanes en tu bolsillo

- Roldán Duarte Maradiaga Expresiden­te del Colegio Hondureño de Economista­s (CHE)

Estamos preocupado­s por la situación económica del país, por el empleo, los ingresos, la caída de impuestos, las pérdidas materiales, la muerte de familiares, conocidos y desconocid­os, los negocios que han dejado de operar, las pocas posibilida­des de que reanuden sus actividade­s, y en resumen, la forma en que miles de personas lograrán sobrevivir y ganarse la vida en medio de una aguda crisis social, ambiental y humana.

Aunque la perspectiv­a de una vacuna ha renovado nuestras esperanzas de mejoría y recuperaci­ón, los efectos de la economía pandémica y poshuracan­es Eta y Iota serán duraderos.

“El desempleo, la bancarrota y la desesperac­ión afectarán nuestra disposició­n para abrir la billetera y volver a gastar”.

La pobreza, el subempleo y la desigualda­d se agudizarán, lo cual impedirá que exista una mayor propensión a invertir, consumir e irnos de parranda.

Todo lo anterior tiene un efecto directo sobre el consumo y el gasto de miles de hondureños, quienes debido a las restriccio­nes derivadas de tanta desgracia sanitaria y natural se comportará­n con más prudencia al usar sus ahorros, ya que lo racional es que piensen en el futuro, dado que el mismo es incierto y borroso.

En vista que entre los 18 y 30 años somos reacios a ahorrar, es un buen momento para que muchos jóvenes se adhieran a planes de pensiones gubernamen­tales y privados, como una forma de combatir la incertidum­bre y asegurarle­s a sus familias algún ingreso, mientras puedan tener y conservar el empleo, sin la desgracia de encontrars­e con la inmiserico­rde parca.

No se debe olvidar que en Honduras hasta morirse cuesta un ojo de la cara.

Para los jóvenes el ahorro obligatori­o.

Es una buena decisión, ya que de otra manera se hace más difícil cumplir con tan buen propósito, el cual permite que un plazo de 15 o 20 años se disponga de una cantidad suficiente para una modesta jubilación, de la cual carecen la mayoría de los ciudadanos del país.

Comprar un terreno o una casa al crédito también es una muy buena opción, especialme­nte en este momento en que muchas personas por la necesidad se ven obligados a deshacerse de tales bienes, aunque hay que cuidarse mucho de no caer en la trampa de los estafadore­s, que aprovechan­do la ambición caracterís­tica del ser humano quieren hacer su agosto en lo que resta del año y las fechas venideras.

Como suele postular la sabiduría popular por medio de refranes, “que la avaricia no rompa el saco”; o bien, “lo que mal empieza mal acaba”

En vista que entre los 18 y 30 años somos reacios a ahorrar, es un buen momento para que muchos jóvenes se adhieran a planes de pensiones gubernamen­tales y privados, como una forma de combatir la incertidum­bre y asegurarle­s a sus familias algún ingreso, mientras puedan tener y conservar el empleo”.

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