Depuración de los partidos políticos
Araíz del proceso electoral para elegir los candidatos a cargos de elección popular en las elecciones generales que se desarrollarán en noviembre del presente año, ante los evidentes actos violatorios de la voluntad popular, llevando a cabo un proceso que resultó ser una burla para la ciudadanía que sigue pensando en elecciones democráticas y transparentes; profesionales y algunas organizaciones han sugerido la necesidad de depurar los partidos políticos. La crítica que hacen los observadores está encaminada a señalar como algunos diputados han sido extraditados a Estados Unidos por delitos de criminalidad y narcotráfico, aspecto sobre el cual no se han hecho enmiendas para evitar que personas ligadas con actos delincuenciales participen en la contienda electoral.
En muchos casos, en las elecciones pasadas, para elegir candidatos a alcaldías, diputados, presidente y designados, las personas que lograron colocarse en los primeros lugares son aquellos que cuentan con algún poder político o económico, poder que tiene su origen, raras excepciones, en actos derivados de fraude al Estado o actos contrarios a las sanas formas de convivencia humana. De esta manera, se reproduce un poder con los mismos vicios que sufre la sociedad en la actualidad.
Un amigo del interior del país me comentaba que un precandidato a diputado que salió favorecido en las elecciones internas, para lograrlo gastó unos 12 millones de lempiras. No hay manera de explicar semejante inversión sino es porque la política se convirtió en una mercancía que se compra y se vende, bajo un costo doloroso para la sociedad. He leído los estatutos de los partidos políticos de mayor presencia en el electorado del país y no tienen mecanismos para evitar que personas ligadas con actividades ilícitas participen en elecciones y aún si tuvieran esos mecanismos, recordemos que cuando el Partido Liberal quiso implementar la disciplina en un núcleo de diputados de su militancia, no pudo por la intervención de fuerzas externas al partido.
La desgracia histórica de Honduras es que, dado al atraso económico en que se ha vivido, nunca se pudo formar organizaciones partidarias fuertes, con vocación democrática y capacidad de crear las bases de un Estado moderno. En estas condiciones, cuando penetraron las políticas de libre mercado y con ello las actividades ilícitas como forma de enriquecimiento, encontraron un terreno fértil para desmantelar la débil institucionalidad. Dada la descomposición que vive el país y que ha empezado a tener efectos negativos para otras naciones, existe preocupación en la cooperación internacional, por lo cual, habrá que esperar presionen para cambios sustantivos en la forma de gobernar el país, de otra manera es poco probable que los que están involucrados en actos delictivos tengan la fuerza y la voluntad para sanear la política.
Las transformaciones sociales, generalmente, nunca vienen de parte de los que disfrutan la riqueza mal habida. El obstáculo estará en un proceso electoral fraudulento que puso en primera fila a un liderazgo promovido desde las instancias responsables de la situación actual
La desgracia histórica es que dado, al atraso económico en que se ha vivido, nunca se pudo formar organizaciones partidarias fuertes”.