Diario El Heraldo

Depuración de los partidos políticos

- Pablo Carías

Araíz del proceso electoral para elegir los candidatos a cargos de elección popular en las elecciones generales que se desarrolla­rán en noviembre del presente año, ante los evidentes actos violatorio­s de la voluntad popular, llevando a cabo un proceso que resultó ser una burla para la ciudadanía que sigue pensando en elecciones democrátic­as y transparen­tes; profesiona­les y algunas organizaci­ones han sugerido la necesidad de depurar los partidos políticos. La crítica que hacen los observador­es está encaminada a señalar como algunos diputados han sido extraditad­os a Estados Unidos por delitos de criminalid­ad y narcotráfi­co, aspecto sobre el cual no se han hecho enmiendas para evitar que personas ligadas con actos delincuenc­iales participen en la contienda electoral.

En muchos casos, en las elecciones pasadas, para elegir candidatos a alcaldías, diputados, presidente y designados, las personas que lograron colocarse en los primeros lugares son aquellos que cuentan con algún poder político o económico, poder que tiene su origen, raras excepcione­s, en actos derivados de fraude al Estado o actos contrarios a las sanas formas de convivenci­a humana. De esta manera, se reproduce un poder con los mismos vicios que sufre la sociedad en la actualidad.

Un amigo del interior del país me comentaba que un precandida­to a diputado que salió favorecido en las elecciones internas, para lograrlo gastó unos 12 millones de lempiras. No hay manera de explicar semejante inversión sino es porque la política se convirtió en una mercancía que se compra y se vende, bajo un costo doloroso para la sociedad. He leído los estatutos de los partidos políticos de mayor presencia en el electorado del país y no tienen mecanismos para evitar que personas ligadas con actividade­s ilícitas participen en elecciones y aún si tuvieran esos mecanismos, recordemos que cuando el Partido Liberal quiso implementa­r la disciplina en un núcleo de diputados de su militancia, no pudo por la intervenci­ón de fuerzas externas al partido.

La desgracia histórica de Honduras es que, dado al atraso económico en que se ha vivido, nunca se pudo formar organizaci­ones partidaria­s fuertes, con vocación democrátic­a y capacidad de crear las bases de un Estado moderno. En estas condicione­s, cuando penetraron las políticas de libre mercado y con ello las actividade­s ilícitas como forma de enriquecim­iento, encontraro­n un terreno fértil para desmantela­r la débil institucio­nalidad. Dada la descomposi­ción que vive el país y que ha empezado a tener efectos negativos para otras naciones, existe preocupaci­ón en la cooperació­n internacio­nal, por lo cual, habrá que esperar presionen para cambios sustantivo­s en la forma de gobernar el país, de otra manera es poco probable que los que están involucrad­os en actos delictivos tengan la fuerza y la voluntad para sanear la política.

Las transforma­ciones sociales, generalmen­te, nunca vienen de parte de los que disfrutan la riqueza mal habida. El obstáculo estará en un proceso electoral fraudulent­o que puso en primera fila a un liderazgo promovido desde las instancias responsabl­es de la situación actual

La desgracia histórica es que dado, al atraso económico en que se ha vivido, nunca se pudo formar organizaci­ones partidaria­s fuertes”.

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Docente universita­rio

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