Las vidas garífunas también importan
Han pasado casi nueve meses desde la desaparición de cinco miembros de la comunidad garífuna de Triunfo de la Cruz sin que se sepa de su paradero. Se trata de Alberth Esnider Centeno, presidente del patronato de la aldea, miembro activo de la Organización Fraternal Negra de Honduras (Ofraneh) y uno de los líderes durante el proceso y posterior implementación de la sentencia de la Corte Internacional de Derechos Humanos del año 2015 a favor de la comunidad garífuna del Triunfo de la Cruz, y de sus compañeros Joel Martínez Álvarez, Suami Aparicio Mejía, Alberth Santana, Thomas y Gerardo Róchez Cálix, quienes fueron privados de su libertad el 18 de julio de 2020 por hombres armados que vestían indumentaria de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) y portaban armas de grueso calibre.
Nunca más se volvió a saber de ellos a pesar de que entonces las autoridades anunciaron la integración de equipos especiales de investigación.
Hoy, desgraciadamente, el caso parece haber sido engavetado por las autoridades competentes, que han sido incapaces de determinar quién o quiénes fueron los responsables de la desaparición de estas personas y cuáles fueron las causas, dejando además en evidencia la debilidad del Estado de derecho, la impunidad y el alto grado de indefensión de cinco familias y un pueblo que clama por saber qué pasó con sus padres, hermanos, tíos, amigos y vecinos.
El clamor de la comunidad garífuna debe ser atendido por quienes constitucionalmente están delegados para cuidar la vida de las personas y resguardar sus bienes.
Es tiempo de decir qué pasó con los cinco hombres y si no lo saben todavía, pues de reactivar las investigaciones para determinar qué ocurrió.
Sus vidas importan.
Basta de tanta parsimonia. Tienen que actuar con más diligencia