Vacuna covid en manos de los privados
La reciente firma de un convenio entre la Secretaría de Salud, la Agencia de Regulación Sanitaria (Arsa) y el Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep) para que este último pueda comprar directamente la vacuna contra el covid-19 puede ser alegría de pobres para el pueblo hondureño. Si bien es cierto que el convenio estipula que las vacunas compradas bajo esta modalidad no pueden ser comercializadas, todos sabemos que este convenio de “buena fe” puede ser la salida para un negocio redondo. El convenio le da luz verde al Cohep para negociar directamente con las farmacéuticas que han sido aprobadas por Arsa, y le permite importar la vacuna al país y aplicarla a todos los colaboradores y familiares sin ningún costo. Lo que no garantiza el convenio es que esto no se vaya a convertir en alegría de pobres y la empresa privada solo aplique el antígeno a unos cuantos empleados para tomarse la foto, y después la coloque en el mercado a través de las farmacéuticas sin ningún control de parte del Estado en cuanto al precio.
Como la institucionalidad en el país no funciona, no tenemos garantía de nada o acaso quién le garantiza al pueblo hondureño que los empresarios cumplirán las cláusulas del convenio. ¿Quién regulará que las dosis vacuna que se adquieran por medio de este convenio van a ser aplicadas de manera gratuita a todos los colaboradores y familiares sin realizar ningún cobro o deducción salarial? ¿Quién será el responsable por los eventuales efectos colaterales perjudiciales por la aplicación del antígeno en la población por parte de la empresa privada? ¿El Estado de Honduras o la empresa privada? ¿Quién regulará el precio en las farmacéuticas en el escenario que el convenio firmado de buena fe se convierta en convenio de negocio de buena fe? Son preguntas que probablemente quedan sin repuesta por parte de la institucionalidad porque todo lo que se realiza es por buena fe y lo que se busca es salvar vidas, como lo dijo un funcionario por ahí que es mejor obtener vacunas a través de la empresa privada y salvar miles de vidas a no tenerla nunca.
Este comentario solo justifica la ineptitud y normaliza la irresponsabilidad y corrupción de nuestros funcionarios, develando la inoperancia de la gestión gubernamental, donde el proceso de inmunización es casi nulo. Se valora la iniciativa de “buena fe” de los empresarios hondurede ños como lo han hecho algunos empresarios en América Latina, los cuales han liberado recursos para colaborar con los Estados para adquirir vacunas que les permitan inmunizar a la población, tal es el caso de Brasil, donde está en proceso de aprobación una ley que autoriza la compra de vacunas por parte del sector privado, pero exige que las dosis sean donadas íntegramente al sistema público de salud mientras esté vigente la vacunación de grupos prioritarios. Solo después de completar este paso, las empresas podrán quedarse con la mitad de las dosis compradas para su aplicación a sus empleados, la otra mitad se quedará con el ministerio de salud.
Es ahora que necesitamos que la buena fe prevalezca, y que al final no sea el pueblo hondureño quien pague las consecuencias
Es ahora que necesitamos que la buena fe prevalezca, y que al final no sea el pueblo hondureño quien pague las consecuencias”.