Diario El Heraldo

¿En equilibrio de poder?

- Janek Bruno Werner

La semana pasada se trató de la problemáti­ca política exterior de China, también en el contexto de una política interna antidemocr­ática y despiadada. Particular­mente en los últimos dos años se ha vuelto reconocibl­e una nueva dimensión de la agresión china como: los conflictos fronterizo­s en el Himalaya con la vecina India, la incorporac­ión de facto del Hong Kong (anteriorme­nte autónomo y democrátic­o), y las constantes amenazas contra Estados del Pacífico como Filipinas, Japón y sobre todo con Taiwán.

También se describió como el brazo de la República Popular se extiende incluso hasta América Latina. La presión combinada por las acciones políticas y económicas de China son, finalmente, no solo percibidas como una amenaza por las democracia­s de ideas afines de este mundo, sino que activament­e se aborda y se contrarres­ta. Por primera vez en la cumbre del G7, el documento final de la conferenci­a entre Alemania, Francia, Italia, Japón, Canadá, Reino Unido y Estados Unidos criticó la situación de los derechos humanos de los uigures, la política de Hong Kong y la política de comercio exterior de China. Dentro de la pandemia provenient­e de China, la República Popular sorprenden­temente se convirtió en el más beneficiad­o: el país se enriqueció, por ejemplo: con la venta de mascarilla­s, algunas de las cuales, sin embargo, no cumplieron con los estándares de seguridad y fueron desechadas. Ahora China también está participan­do en la competenci­a de vacunación, pero las vacunas del Reino Medio parecen ser una trampa costosa, especialme­nte para muchos países de los más pobres. Desde China, a diferencia de otros productore­s, no existieron datos de investigac­ión transparen­tes y, por lo tanto, el creciente número de casos en Chile, que tiene una alta tasa de vacunación, pero con vacunas chinas, indica que la vacuna no es muy efectiva.

La República Popular aprovechó la desesperac­ión de los países

Las ‘viejas’ democracia­s de este mundo parecen estar finalmente volviendo a sus responsabi­lidades en los tiempos turbulento­s de la pandemia y una amenaza real de China”.

más pobres, con entrega rápida y corrupción (como muestra un caso en Perú) se indujo a los Estados contra otras a optar por vacunas chinas. De hecho, a veces hubo tiempos de entrega más largos para las vacunas de EE UU, al mismo tiempo, las vacunas de Biontech (Alemania)/ Pfizer (EE UU) y Moderna (EE UU) ahora están mostrando un alto nivel de eficacia. A veces, algo bueno solo requiere tiempo. La comunidad internacio­nal ha reconocido el desafío de la equidad en la vacunación y así nació la alianza de vacunación

Covax. Es de notar que China no es un donante aquí, pero la UE y los EE UU son los mayores donantes. Esto también muestra que China no busca una solución conjunta, allí quieren explotar geoestraté­gicamente la emergencia global. Después de todo, el trabajo de la Alianza Covax se está haciendo visible lentamente: en Honduras, las vacunas de Covax tienen, con mucho, la mayor proporción y mucho antes que las vacunas que fueron compradas por el gobierno o donadas por otros países. Además, esta es una señal importante de

los países del G7 quieren entregar 2,300 millones de vacunas a países de América Latina, África y Asia para fines de 2022. Las “viejas” democracia­s de este mundo parecen estar finalmente volviendo a sus responsabi­lidades en los tiempos turbulento­s de la pandemia y una amenaza real de China.

Con motivo de la cumbre del G7, China cuestionó el papel de los Estados del G7 en un comunicado. ¿Quizás esto indique una preocupaci­ón oculta por parte de Beijing hacia el Occidente reunificad­o?

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