Diario El Heraldo

Por un plato de lentejas

- Henry A. Murillo Arteaga aliabraham­721@hotmail.com

Es triste ver cómo el pueblo que por desesperac­ión, manipulaci­ón, sobalevas, adoctrinam­iento, fanatismo o ignorancia, son sometidos a la voz del amo que desea que todos sus caprichos sean cumplidos sin chistear, con obediencia ciega, sin la beligeranc­ia de una persona que deduce por el simple hecho de un pensamient­o lógico que dicta que lo que él desea es incorrecto, no es legal, que viola preceptos constituci­onales, que traerá más miseria de la que ya existe y este pensamient­o correcto es invalidado cuando es manipulado sutilmente a miles y estos venden su ser por un plato de lentejas. Cuando veo las manifestac­iones que día a día van creciendo elevando la voz del descontent­o surgen personas aliadas al partido de gobierno que marchan en contra de aquellos miles (por el momento) que están en franca protesta por la venta de nuestro territorio al mejor postor y pienso cómo se pierde la esencia de un ser racional porque las cadenas de las pasiones partidaria­s los subyugan, son como títeres movidos por hilos del amo o pequeños juguetes que se les da cuerda y están como el monito dándole a los platillos hasta que se acaba la cuerda, mis hermanos venden su conciencia social por cincuenta lempiras, una bolsa solidaria o por un bono solidario, dejan su dignidad y llegan a ser despojos manipulado­s por la voz del amo. ¿Hacia dónde nos dirigimos? Pensarlo da un poco de recelo, podríamos llegar a entrar a conflictos de hermanos que lleguen actuar como Caín matando a su hermano Abel, llevándono­s al derramamie­nto de sangre fraterna, ¿estarán los diputados y el mismísimo presidente a corregir su error? ¿O estarán tanteando con vara corta al toro para ver si lo pueden llevar al matadero para disfrutar de sus carnes en barbacoa celebrando la conquista de sus actuacione­s o los cornea y arremete en contra de ellos? Más creo que el mandatario y su séquito quieren salirse con la de ellos y vender nuestra integridad territoria­l a extranjero­s y nacionales o seremos sumisos que bajaremos la cabeza en total sumisión del amo, solo el tiempo lo dirá. Dejando un sublime pensamient­o a nuestros compatriot­as de nuestro bardo Froylán Turcios, hacemos nuestras sus palabras que fueron como profecías para que cada hondureño llene su alma y eleve su espíritu para enaltecer nuestra bienamada patria Honduras: “Y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territoria­l, su dignidad de nación independie­nte; prefiriend­o morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón”. ¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací!

¡Bendiga Dios la pródiga tierra en que nací!

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