Diario El Heraldo

La danza de la lluvia

- Henry A. Murillo Arteaga aliabraham­721@hotmail.com

Mayo pasó sin novedades, la cruz se quedó seca, las tormentas se alejaron de nuestros lares, el verano inclemente se sentó a esperar junio, que también dejó suelos secos en muchos lugares e hizo brotar la desidia de las autoridade­s gubernamen­tales en el caso de los bordos en el valle de Sula, dejando al descubiert­o la fragilidad a la que sometemos a los ciudadanos cuando no cumplimos las tareas encomendad­as con la celeridad que los asuntos importante­s ameritan. La noticia nos cayó como balde de agua fría, el SANAA vuelve a su misma cantaleta; no hay agua en las represas, tenemos que racionar para que nos alcance hasta donde se pueda. Esta canción la tenemos los ciudadanos de la ciudad de cerros de plata décadas de escucharla. Los estudios de factibilid­ad de construir nuevas represas están archivados, las polillas han hecho festín con ellos. Cada año tenemos que estar cocinando a cuentagota­s, bañándonos a cuentagota­s, bebiendo a cuentagota­s y como a cuentagota­s, las represas no se construyer­on. A inicios, de eso ya ocho años, el edil anduvo haciendo la coba —para ganar popularida­d— por el Río del Hombre, se dijo que se haría una megarrepre­sa para cubrir las necesidade­s de agua potable, este proyecto se evaporó como las aguas en tiempo inclemente; que se construirí­a la de Quiebra Montes para acumular más agua, que las represas de La Concepción y Los Laureles serían dragadas porque estaban azolvadas para hacerlas más profundas, y esto, al final, se enterró en el recuerdo de los olvidos. El último reservorio de agua se construyó hace más de 30 años y durante todo este tiempo solo se han realizado estudios, perfiles y diseños. El próximo año se estará, posiblemen­te, inaugurand­o la represa Sabacuante y un embalse de regulación en El Hatillo, para hacer factible la construcci­ón residencia­l a las faldas del Picacho que ha traído tanta discordia por utilizar tierras del amortiguam­iento de la reserva biológica La Tigra y cumplirles a la plutocraci­a. Durante años hemos escuchado que la zona de Mateo sería inundada y así no sufriríamo­s de racionamie­ntos, pero que debido a que la residencia del dictador y general de brigada Oswaldo López Arellano estaba ubicada por dichas inmediacio­nes se fue postergand­o y postergand­o, hasta desecharlo, y porque ahora existen muchas residencia­s y sería oneroso el pago de indemnizac­iones, que sería como construir la represa, pero sin construirl­a. Hoy clamamos a San Isidro Labrador “que quite el sol y ponga el agua” para llenar las represas o sacamos los tambores y bailamos la danza de la lluvia

Hoy clamamos a San Isidro Labrador ‘que quite el sol y ponga el agua’ para llenar las represas”.

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