La danza de la lluvia
Mayo pasó sin novedades, la cruz se quedó seca, las tormentas se alejaron de nuestros lares, el verano inclemente se sentó a esperar junio, que también dejó suelos secos en muchos lugares e hizo brotar la desidia de las autoridades gubernamentales en el caso de los bordos en el valle de Sula, dejando al descubierto la fragilidad a la que sometemos a los ciudadanos cuando no cumplimos las tareas encomendadas con la celeridad que los asuntos importantes ameritan. La noticia nos cayó como balde de agua fría, el SANAA vuelve a su misma cantaleta; no hay agua en las represas, tenemos que racionar para que nos alcance hasta donde se pueda. Esta canción la tenemos los ciudadanos de la ciudad de cerros de plata décadas de escucharla. Los estudios de factibilidad de construir nuevas represas están archivados, las polillas han hecho festín con ellos. Cada año tenemos que estar cocinando a cuentagotas, bañándonos a cuentagotas, bebiendo a cuentagotas y como a cuentagotas, las represas no se construyeron. A inicios, de eso ya ocho años, el edil anduvo haciendo la coba —para ganar popularidad— por el Río del Hombre, se dijo que se haría una megarrepresa para cubrir las necesidades de agua potable, este proyecto se evaporó como las aguas en tiempo inclemente; que se construiría la de Quiebra Montes para acumular más agua, que las represas de La Concepción y Los Laureles serían dragadas porque estaban azolvadas para hacerlas más profundas, y esto, al final, se enterró en el recuerdo de los olvidos. El último reservorio de agua se construyó hace más de 30 años y durante todo este tiempo solo se han realizado estudios, perfiles y diseños. El próximo año se estará, posiblemente, inaugurando la represa Sabacuante y un embalse de regulación en El Hatillo, para hacer factible la construcción residencial a las faldas del Picacho que ha traído tanta discordia por utilizar tierras del amortiguamiento de la reserva biológica La Tigra y cumplirles a la plutocracia. Durante años hemos escuchado que la zona de Mateo sería inundada y así no sufriríamos de racionamientos, pero que debido a que la residencia del dictador y general de brigada Oswaldo López Arellano estaba ubicada por dichas inmediaciones se fue postergando y postergando, hasta desecharlo, y porque ahora existen muchas residencias y sería oneroso el pago de indemnizaciones, que sería como construir la represa, pero sin construirla. Hoy clamamos a San Isidro Labrador “que quite el sol y ponga el agua” para llenar las represas o sacamos los tambores y bailamos la danza de la lluvia
Hoy clamamos a San Isidro Labrador ‘que quite el sol y ponga el agua’ para llenar las represas”.