Sabiduría
Cel tiempo se aprende que las crisis ofrecen las mejores oportunidades para avanzar y ser más fuertes. Ambas aspiraciones sanas de quienes hacen de la esperanza un acicate para mejorar sus vidas y las de los demás, conocidos y desconocidos. ¿Cómo concebir la vida sin ser o haber sido responsables de algún cambio tangible reconocido o no? ¿Ni con el fin de ser recordado? ¿Para qué? Simplemente para saber uno que ha hecho lo mejor a su alcance. Sin culpas infecundas, si no hay reparación y enmienda, sin mayor referente que el de la propia paz al comprenderlo tan solo para cumplirle a la vida, que es Dios en toda su rosa cromática. Por difícil que sea verlo, cada evento público o privado tiene sus lecciones que no hay que dejar de leer, so peligro de repetir las experiencias dañosas o tan graves también, no aprovecharlas junto a las clementes y transmutar las escaleras con las que subir a las alturas, las establecidas por uno, no por avaricias inminentemente perniciosas. En Honduras, a pesar de algunos, todo son oportunidades: las crisis sociales y económicas recurrentes develan siempre triunfadores, que no son más que compatriotas con la determinación de no permitir el ser doblegados ni por la fatalidad ni por la envidia que es “carcoma” de espíritus inferiores. Aprovechan esas oportunidades con apariencia de obstáculos, como trampolines potentes y saltan contra todo pronóstico. Sea a nivel social o personal “nunca es tarde para empezar” y el inicio de cada día es propicio para, más allá de los sueños, hacer las realizaciones que le dan sentido a la existencia, para descartar la indiferencia hacia los intereses comunes y asumir la responsabilidad para con los demás y para con nuestro país, sin que tenga que implicar función pública. La contribución al buen vivir se puede dar desde cualquier ámbito, visibilizado o no, solo con determinación. Como Salomón, es de suplicar a Aquel la sabiduría. Lo demás llegará por añadidura. Y las crisis serán oportunidades