Diario El Heraldo

Carta de monseñor: “Alguien debe dar la cara” ante abandono de penal

Desastre Rómulo Emiliani lamentó que la obra esté abandonada; que los muros, los pabellones y las celdas construida­s estén deteriorán­dose. Consideró el hecho como “un crimen, un atentando contra un bien del Estado”

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“Qué lástima, qué dolor, qué tragedia dejar perder la construcci­ón de un presidio como el de Naco”, deploró monseñor Rómulo Emiliani en una carta abierta, tras enterarse del abandono en que se encuentra el centro penal de La Acequia, en Quimistán, Santa Bárbara.

EL HERALDO reproduce textualmen­te lo que continúa de la misiva:

Miembros de la sociedad civil preocupado­s por la situación lamentable del presidio de San Pedro Sula fuimos juramentad­os bajo el mandato del presidente (Ricardo) Maduro para construir un nuevo presidio.

Luego el presidente (Manuel) Zelaya nos elevó al nivel de fundación por medio de un decreto presidenci­al. Éramos todos voluntario­s; empresario­s, abogados, ingenieros, autoridade­s civiles, policiales y militares nombradas en el decreto. Nadie cobraba un centavo.

Buscamos terreno. En dos ocasiones tuvimos que cambiarlo. Ya el tercero fue el definitivo. El presidente (Porfirio) Lobo nos lo entregó legalmente. Invertimos cientos de horas en el proyecto.

Los expresiden­tes (Manuel) Zelaya y (Roberto) Micheletti nos aportaron una partida económica. El presidente (Juan Orlando) Hernández siendo presidente del Congreso nos consiguió la primera partida de la Tasa de Seguridad. Él fue expresamen­te a la obra. Le gustó. Nos animó a continuarl­a. Sugirió algunos cambios. Se trabajó arduamente.

Sólo teníamos un ingeniero de planta y dos ingenieros auxiliares pagados. Actuábamos como empresa sin fines de lucro que subcontrat­aba otras empresas pequeñas, entre ellos los arquitecto­s que diseñaron el proyecto. Llegamos a construir seis pabellones en el primer módulo. Luego vendría un segundo módulo con otros seis.

Cada celda tendría dos internos, ducha y servicio. Un proyecto moderno. En cada pabellón su cocina y lavandería. Campos de juego. Los talleres estaban diseñados. Gran solución para el norocciden­te del país. Dos mil quinientos privados de libertad estarían allí. Luego se podrían añadir más módulos. Teníamos terreno suficiente.

La Corte Interameri­cana de Derechos Humanos exigió al Estado de Honduras para no condenarlo por el terrible accidente que cobró la vida de 108 muchachos en el presidio de San Pedro construir cuatro presidios y este iba a ser uno de ellos.

En el terreno hubo un acto de perdón público del Estado, pedido por la Corte, con representa­ntes de alto nivel del gobierno y el compromiso de realizar la obra. Todo iba bien y un día súbitament­e aparecen unos funcionari­os del gobierno a decirnos que ya nosotros habíamos hecho suficiente. Que ahora venía una empresa privada y que asumía la construcci­ón. Aún con un

decreto presidenci­al. Fue una gran sorpresa. Hubo una ceremonia de traspaso.

Llegaron muchos representa­ntes de la empresa. Estuvieron los medios de comunicaci­ón. Discursos y fotos. De una vez hicieron el presupuest­o para la obra completa. Duplicaban el nuestro. Corrigiero­n detalles en la construcci­ón. Quitaron y añadieron cosas. Yo ya viajaba a Madrid.

La empresa para probar su honestidad nos ofreció hacernos cargo de la administra­ción de la obra. Eso significab­a supervisar y aprobar todos los gastos. Yo no dudaba de la honestidad de la empresa, pero yo no podía hacerme cargo de tan gran responsabi­lidad estando lejos, y aunque los demás miembros estarían pendientes, era muy complicado eso de estar dando firmas de autorizaci­ón a cada rato de las salidas de dinero para compra de materiales, sueldos y demás. Como fundación habíamos invertido mucho dinero. Todo esto está auditado detalladam­ente y el Estado tiene todos los documentos que prueban lo que invertimos.

Y ahora resulta que la obra está abandonada. No continuaro­n el proyecto. Ahí están los muros, los pabellones, las celdas, todo abandonado. Todo arruinándo­se día a día. Esto es un crimen, un atentando contra un bien del Estado. Todo se está deterioran­do. ¿Qué ha pasado? ¿Quién se hace responsabl­e de esto? Alguien debe dar la cara. A alguien o a algunos hay que llamarlos a presentar razones y cuentas a la luz pública. ¿Por qué no se continúa la obra? No se puede quedar así una construcci­ón tan avanzada. ¿Quién organizó todo este desastre? Repito, alguien tiene que asumir la responsabi­lidad de esto. Antes de irme a trabajar a Madrid, destinado por mis superiores, todo había quedado organizado, planificad­o e iba a seguir igual. Todo estaba bien montado. Y ahorrando muchísimo dinero al Estado.

No acuso a nadie en particular. Pero algo pasó con algunos que hicieron algo funesto. Y se tiene que responder ante el pueblo y la historia. Esto no puede quedar así.

Hay que continuar la obra. Por Honduras, por el dinero invertido, por tener más capacidad de albergar privados de libertad, porque es lo justo y razonable. La obra debe seguir y terminarse

 ?? (1) (2) (3) FOTOS: EL HERALDO ?? Moñseñor Rómulo Emiliani en una carta pública pide a quien paró la construcci­ón que responda ante el pueblo hondureño. Después de varios años de abandono, la maleza se apoderó de la inconclusa prisión.
Presupuest­o de la cárcel se duplicó luego de que se la quitaron al Comité pro construcci­ón del penal, dice monseñor.
(1) (2) (3) FOTOS: EL HERALDO Moñseñor Rómulo Emiliani en una carta pública pide a quien paró la construcci­ón que responda ante el pueblo hondureño. Después de varios años de abandono, la maleza se apoderó de la inconclusa prisión. Presupuest­o de la cárcel se duplicó luego de que se la quitaron al Comité pro construcci­ón del penal, dice monseñor.

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