Diario El Heraldo

Aprender algunas tácticas simples de resolución de conflictos puede mejorar no solo la productivi­dad, sino también su paz mental

- AUTOCUIDAD­O TRABAJO NUEVO MEDIACIÓN

Desarrolle sus habilidade­s de afrontamie­nto al comenzar una rutina de cuidado personal que lo ayude a mantenerse en un espacio mental saludable.

En la gran mayoría de empresas suele haber un solo elenco de personajes: está el colaborado­r líder, que constantem­ente empuja al equipo a terminar un proyecto; el sabelotodo, que se cree más inteligent­e que los demás; el recién contratado, que permanece en silencio durante cada reunión; y el detractor, que encuentra fallas en cada idea.

Lidiar con personalid­ades diversas no es fácil, pero es crucial. Las diferentes perspectiv­as, por ejemplo, evitan que los equipos tengan puntos ciegos y

Si su compañero de trabajo no capta la indirecta sobre los temas de conversaci­ón que a usted le hacen sentir incómodo, es hora de expresarlo. No se quede con incomodida­des, aprenda a abordarlas de forma educada y certera. La ira, el dolor, la humillació­n, el miedo y la preocupaci­ón por empeorar son emociones legítimas. aumenten su productivi­dad. En suma, propicia relaciones positivas y, sobre todo, la ansiada paz mental en el entorno laboral.

¿Pero cómo gestionar la interacció­n con aquellos compañeros nocivos o difíciles?

Empiece por predicar con el ejemplo. Cuando trate con un colega poco agradable, comience por analizar su propio comportami­ento. Considere si usted se ha estado comunicand­o de manera adecuada y empática. De haber un conflicto, trate de evaluar su rol.

Si es posible, consulte a una parte neutral (idealmente no a otro compañero de trabajo) que pueda evaluar objetivame­nte la situación. Aumentar su autoconcie­ncia puede ayudarlo a exhibir los comportami­entos que le gustaría fomentar en su lugar de trabajo.

En esa línea, afronte toda situación con claridad y respeto. Al confrontar a un jefe o compañero de trabajo difícil, es mejor concentrar­se en sus propios sentimient­os y no en las acciones de la otra persona.

Al comenzar un nuevo trabajo, tómese el tiempo para preguntar a sus colegas sobre sus preferenci­as de comunicaci­ón.

Si el comportami­ento de un compañero lo hace sentir incómodo y ha hecho todo lo posible para reconcilia­r la situación, considere presentar una queja formal a su supervisor. Si todo lo demás falla, hable con su departamen­to de Recursos Humanos.

Por ejemplo, en lugar de decir “Siempre me interrumpe­s cuando hablo”, trate de decir “Me siento frustrado cuando no puedo terminar de compartir mis pensamient­os u opiniones”.

A veces, evitar conflictos en el lugar de trabajo se reduce a saber manejar los diferentes tipos de personalid­ad. Un cole

ga puede requerir una amplia interacció­n social para sentirse comprometi­do, mientras que otro puede preferir mantener separada su vida laboral y personal. Aprender y aceptar cómo se desenvuelv­e el resto del equipo puede propiciar el éxito no solo grupal, sino también empresaria­l

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FOTOS: EL HERALDO

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