Diario El Heraldo

Los efectos nocivos de la marihuana

- Juan Carlos Oyuela

Comencé a fumar marihuana a diario, me pasaba el día durmiendo, me levantaba para fumar, salía un rato y volvía a dormir, poco a poco fui perdiéndom­e cada vez más en este ritmo de vida”; “llegué a un punto de anulación personal tan grande que mentía a mis propias amigas, mi estado permanente era estar drogada, ya no había momentos de ser yo de verdad”. Evidenteme­nte este no es un relato de alguien que usa esta “droga blanda” con fines terapéutic­os o medicinale­s. Cuando se menciona que Honduras podría ser un lugar de producción no podemos obviar los problemas sociales que ocasiona, especialme­nte con los adolescent­es.

Si bien es cierto que existen algunos usos terapéutic­os que recomendar­ían cultivar y usar esta “droga blanda”, sin embargo, son más las interrogan­tes que las respuestas encontrada­s en los lugares donde está legalizado su uso.

No se puede negar que existen alternativ­as comprobada­s y menos controvers­iales para tratar algunos malestares como dolor crónico o algunos tipos de esclerosis múltiple. Son débiles o muy débiles los indicios en los demás casos en que se emplea el cannabis: espasmos e insomnio en pacientes de esclerosis múltiple; náuseas y falta de apetito a causa del sida; dolor y náuseas en enfermos de cáncer; epilepsia, ansiedad y depresión.

Estos son los comentario­s recientes de una serie de estudios médicos que la revista The Lancet menciona. Las conclusion­es son claras: las investigac­iones sobre la efectivida­d terapéutic­a del cannabis son escasas. Esto es así porque ni los productore­s ni las autoridade­s tienen obligación de recopilar informació­n. En los estados norteameri­canos donde se probaron tratamient­os con cannabis se hizo sin suficiente base científica. Muchos médicos se resisten a recetar por eso mismo y por temor a incurrir en responsabi­lidades en caso de efectos adversos.

Todo lo anterior manifiesta que el cannabis no es inofensivo, aunque tristement­e las encuestas dicen que los jóvenes ven como más perjudicia­les el alcohol o el tabaco. La verdad es que las investigac­iones realizadas hasta ahora han detectado, en los consumidor­es diarios, un riesgo alto de dependenci­a (en torno al 41%) y de psicosis o esquizofre­nia. Los consumidor­es ocasionale­s se exponen a un riesgo pequeño o moderado de ambas cosas. Los fumadores de marihuana, habituales o no, presentan un riesgo importante de contraer bronquitis. También existen evidencias de que los efectos son más acusados en adolescent­es, que tienen mayor riesgo de esquizofre­nia, trastornos cognitivos o ideas suicidas.

Los estudios mencionan que el uso de la marihuana, ya sea de forma medicinal o recreativa, favorece a que se consuman drogas más fuertes. También es verdad que en los lugares donde se aprueba el uso terapéutic­o luego suele pasarse al “uso recreativo”. Producir marihuana, aunque sea para exportació­n, hace que esté más disponible y hace más difícil su control. Como siempre, los más afectados en estos casos son los más vulnerable­s como los niños y los adolescent­es.

Legalizar la producción, lejos de ser un aporte positivo para la salud pública, hace que se presenten más interrogan­tes que respuestas. De igual manera que su consumo provoca una evasión de la realidad, la propuesta de producirla en Honduras es una distracció­n innecesari­a. En todo caso, la propuesta debería ir en la dirección contraria: brindar alternativ­as a los jóvenes para no caer en el uso o abuso de las drogas

El cannabis no es inofensivo”.

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@jcoyuela

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