Los alcaldes frente a la ola de criminalidad
El pasado día 24 de abril, tres agentes de la Policía Nacional fueron asesinados en el interior de una finca de palma africana en la comunidad de Agua María de Trujillo, Colón, lo que llevó a la presidenta Xiomara Castro a declarar el estado de excepción en el departamento de Colón a fin de buscar y dar con el paradero de los criminales.
La decisión de la presidenta fue bien recibida por varios sectores sociales que consideraron adecuado adoptar una medida extrema ante un hecho extremo, y puso sobre la mesa el interés de las autoridades de varios municipios de otros departamentos del país de solicitar extender a sus territorios la medida de excepción adoptada en Colón, con el propósito de hacer frente a la creciente ola de criminalidad que afecta a sus poblaciones.
Lo sucedido volvió a evidenciar la gravedad de la crisis de inseguridad, violencia y delincuencia que abate a la población, y la urgencia de adoptar políticas claras para hacer frente a la misma.
Es en este contexto que el alcalde de Choluteca, Quintín Soriano, si bien no tiene en su agenda solicitar el estado de excepción, anunció que solicitará a la Secretaría de Seguridad un aumento de agentes policiales y apoyo para el fortalecimiento de un sistema de vigilancia a través de cámaras de seguridad, como parte del plan de seguridad municipal que está implementando.
Es una decisión que evidencia la importancia de este tema en las agendas de trabajo de los jefes municipales, quienes no deben sentarse a esperar que las políticas de seguridad sean gestionadas e implementadas desde el Poder Ejecutivo, sino involucrarse en los procesos para elevar las posibilidades de triunfo en esta guerra, que por ahora siguen ganando los delincuentes.
El ejemplo de Soriano debe ser replicado por sus colegas, pues los alcaldes deben ser protagonistas de la seguridad de su gente, no simples espectadores