Alto a la violencia contra la mujer
Los asesinatos en contra de las mujeres en Honduras son un lastre que pesa sobre la justicia, que cierra los ojos ante el indignante crecimiento de estos casos a nivel nacional. Karina, Felícita y Lucinda son tres nombres más de mujeres víctimas de la violencia en el inicio del año 2023 que se unen a una interminable lista que crece día con día, y que ante la pasividad de las autoridades de investigación, seguro pasarán también a formar parte de la lista de casos impunes.
Investigar y castigar a los homicidas de estas mujeres debe ser una prioridad del Estado hondureño, obligado —además— a crear políticas públicas integrales para su atención y garantizar la defensa de sus derechos humanos.
No hacerlo solo es un caldo de cultivo para que ellas sigan estando expuestas a las múltiples consecuencias físicas, sexuales, psicológicas y de muerte, a las que ya se ven expuestas.
Pero en el inicio de este año también han salido a la luz pública otros tipos de violencia en contra de las mujeres, tal cual ha sido evidenciado en un video en el que se ve al ya hoy exgerente del Servicio Nacional de Acueductos y Alcantarillados (SANAA) y al jefe de la Procuraduría General en Choluteca, agrediendo, el primero, verbalmente a sus empleadas, y el segundo, físicamente a una dama.
Es aplaudible que en estos dos casos, las autoridades respectivas han actuado separando de sus cargos a los agresores y anunciando las investigaciones respectivas que permitan aclarar su denunciada conducta.
En este inicio de un nuevo año, poner fin a todo tipo de violencia contra las mujeres y el respeto irrestricto de sus derechos debe ser prioridad del Estado de Honduras, que no está de más recordar que es firmante de acuerdos internacionales que establecen el derecho de las mujeres y las niñas a vivir libres de violencia