Los conserjes del poder
Apocos días de la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ), una tormenta de incertidumbre cae sobre el desierto legal de la institución que los va a elegir: el Congreso Nacional, que pondrá el incienso del poder a quince magistrados que por siete años dirigirán el sistema judicial que yace abandonado en los fríos brazos de la corrupción y la mediocridad legal, cómplice con todos los poderes del Estado, salvo con el poder real: el pueblo. Esa es la CSJ, una calamidad irrumpida por mafias, vacía del Estado de derecho que se sustenta sobre tres poderes que deberían ser ejercidos de forma separada: Legislativo, Ejecutivo y Judicial. Pero acá ejercen como conserjes para sus mandados a los que elaboran las leyes en un Parlamento, luego hacen el mandadito al Ejecutivo que las lleva a cabo. Ante ese orden y desorden, el Consejo Nacional Anticorrupción (CNA) publicó los nombres de los aspirantes a magistrados del Poder Judicial que estarían ligados a organizaciones delictivas. “El trabajo no es fácil, pero no cederemos en la lucha para que se instale una CSJ independiente y proba”, planteó con firmeza la organización anticorrupción que promueve una Junta Nominadora independiente y busca el nombramiento de las personas mejor calificadas, transparentes, con la más alta moralidad, capacidad, responsabilidad, ética y valores democráticos. Esta elección debe tener los principios de igualdad de oportunidades, imparcialidad, legalidad y respeto al debido proceso en la selección, votación y nominación de aspirantes, con reglas claras, involucramiento de la sociedad civil con mecanismos de verificación de la honorabilidad de los funcionarios, veeduría social como un control político y una herramienta inclusiva en la toma de decisiones, para eliminar toda clase de calaña que desfila en este teatro de abogados, defensores de narcotraficantes, especialistas en blindar corruptos, pasando por familiones completos de políticos y funcionarios, expertos en mandaditos exprés, hasta encumbrados y doctos indignos representantes de la lista Engel, emitida por el Departamento de Estado de los Estados Unidos. El CNA presentó los lazos de consanguinidad, afinidad y complicidad para evitar que el próximo Poder Judicial sea integrado por las mafias de siempre, y sea un filtro donde lo integren ciudadanas y ciudadanos idóneos e íntegros. Cada candidato a magistrado debería ser un profesional con amplia experiencia en la jurisprudencia, un abogado con argumentos frente al código legal. Un hombre o mujer con una vida ejemplar, una persona dedicada a la defensa de la gente, un profesional maduro y templado. El candidato debe ostentar una trayectoria sin manchas, sin denuncias ni tachas, como dicen los iluminados de la Junta Nominadora. Un magistrado está para la defensa de la Constitución política. Pero más allá de los candidatos, la junta que los nomina debe establecer un debate más público, porque esta elección no es para complacer a ciertos sectores, sino a toda la población donde existen valiosas y numerosas voces que debemos escuchar, para las grandes transformaciones estructurales en el sistema judicial. No solo escuchar, como si fuera una oración divina, al Congreso Nacional, que adolece de serios problemas de legitimidad para elegir a los magistrados de la CSJ. Es este el momento para detener el abuso de una Corte donde no se aplica la ley que realmente corresponde, sino lo que ellos quieren o lo que el jefe diga. Llegó la hora de poner límites y ampliar el catálogo de los delitos cometidos por funcionarios en la investigación de los casos y en la impartición de justicia. Por esto, necesitamos magistrados comprometidos y no conserjes del poder
Necesitamos magistrados comprometidos”.