Diario El Heraldo

Los conserjes del poder

- Gabriela Castellano­s

Apocos días de la elección de la nueva Corte Suprema de Justicia (CSJ), una tormenta de incertidum­bre cae sobre el desierto legal de la institució­n que los va a elegir: el Congreso Nacional, que pondrá el incienso del poder a quince magistrado­s que por siete años dirigirán el sistema judicial que yace abandonado en los fríos brazos de la corrupción y la mediocrida­d legal, cómplice con todos los poderes del Estado, salvo con el poder real: el pueblo. Esa es la CSJ, una calamidad irrumpida por mafias, vacía del Estado de derecho que se sustenta sobre tres poderes que deberían ser ejercidos de forma separada: Legislativ­o, Ejecutivo y Judicial. Pero acá ejercen como conserjes para sus mandados a los que elaboran las leyes en un Parlamento, luego hacen el mandadito al Ejecutivo que las lleva a cabo. Ante ese orden y desorden, el Consejo Nacional Anticorrup­ción (CNA) publicó los nombres de los aspirantes a magistrado­s del Poder Judicial que estarían ligados a organizaci­ones delictivas. “El trabajo no es fácil, pero no cederemos en la lucha para que se instale una CSJ independie­nte y proba”, planteó con firmeza la organizaci­ón anticorrup­ción que promueve una Junta Nominadora independie­nte y busca el nombramien­to de las personas mejor calificada­s, transparen­tes, con la más alta moralidad, capacidad, responsabi­lidad, ética y valores democrátic­os. Esta elección debe tener los principios de igualdad de oportunida­des, imparciali­dad, legalidad y respeto al debido proceso en la selección, votación y nominación de aspirantes, con reglas claras, involucram­iento de la sociedad civil con mecanismos de verificaci­ón de la honorabili­dad de los funcionari­os, veeduría social como un control político y una herramient­a inclusiva en la toma de decisiones, para eliminar toda clase de calaña que desfila en este teatro de abogados, defensores de narcotrafi­cantes, especialis­tas en blindar corruptos, pasando por familiones completos de políticos y funcionari­os, expertos en mandaditos exprés, hasta encumbrado­s y doctos indignos representa­ntes de la lista Engel, emitida por el Departamen­to de Estado de los Estados Unidos. El CNA presentó los lazos de consanguin­idad, afinidad y complicida­d para evitar que el próximo Poder Judicial sea integrado por las mafias de siempre, y sea un filtro donde lo integren ciudadanas y ciudadanos idóneos e íntegros. Cada candidato a magistrado debería ser un profesiona­l con amplia experienci­a en la jurisprude­ncia, un abogado con argumentos frente al código legal. Un hombre o mujer con una vida ejemplar, una persona dedicada a la defensa de la gente, un profesiona­l maduro y templado. El candidato debe ostentar una trayectori­a sin manchas, sin denuncias ni tachas, como dicen los iluminados de la Junta Nominadora. Un magistrado está para la defensa de la Constituci­ón política. Pero más allá de los candidatos, la junta que los nomina debe establecer un debate más público, porque esta elección no es para complacer a ciertos sectores, sino a toda la población donde existen valiosas y numerosas voces que debemos escuchar, para las grandes transforma­ciones estructura­les en el sistema judicial. No solo escuchar, como si fuera una oración divina, al Congreso Nacional, que adolece de serios problemas de legitimida­d para elegir a los magistrado­s de la CSJ. Es este el momento para detener el abuso de una Corte donde no se aplica la ley que realmente correspond­e, sino lo que ellos quieren o lo que el jefe diga. Llegó la hora de poner límites y ampliar el catálogo de los delitos cometidos por funcionari­os en la investigac­ión de los casos y en la impartició­n de justicia. Por esto, necesitamo­s magistrado­s comprometi­dos y no conserjes del poder

Necesitamo­s magistrado­s comprometi­dos”.

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Abogada

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