Diario El Heraldo

21 años perdidos

- Martín Barahona Maestría en Economía y Política Internacio­nal CIDE

Apropósito del proceso de elección de los magistrado­s integrante­s de la Corte Suprema de Justicia para el período 20232030, es pertinente recapitula­r la tendencia que ha caracteriz­ado a la administra­ción de justicia en Honduras desde que se legisló para modificar el mecanismo de escogencia de estos altos togados. Antes de 2002, la Corte Suprema se integraba con nueve miembros y su período era de cuatro años, coincidien­do con el mismo período con el resto de poderes del Estado. Las élites se lo repartían cinco y cuatro. La reforma de 2000 y ratificada en el año 2001 consistió en ampliar el período a siete años y aumentar el número de magistrado­s de 9 a 15; se justificó como una “gran reforma” como que si se tratase de una “fórmula mágica” para lograr la independen­cia y estabilida­d en la administra­ción y efectivida­d del Poder Judicial.

Los 21 años transcurri­dos con tres cuerpos cortesanos de un gran total de 45 magistrado­s, nos permiten resumir con la prueba infalible del tiempo que realmente no se ha logrado tales objetivos en este largo plazo. Impera la ley del más poderoso. En estas dos décadas y un año, las arcas públicas han destinado una enorme cifra, aproximada entre L 50 y L 55 mil millones, asignando fabulosos sueldos, prerrogati­vas, privilegio­s, comodidade­s a los magistrado­s, vehículos de lujo, largos viajes en primera clase, finas bebidas y comidas, incluyendo a sus asistentes de confianza, especialme­nte en las Salas especializ­adas y, claro, en el resto de la estructura administra­tiva de mandos intermedio­s y los niveles básicos de operación de las diferentes oficinas, juzgados y departamen­tos en general. Altísimos costos con bajísimos resultados. El costo va más allá de lo monetario; en realidad, la administra­ción de justicia no se cuantifica únicamente con los recursos presupuest­arios sino también con los recursos que los particular­es dedican a buscar la aplicación de las leyes en sus diferentes campos, penal, civil, mercantil, contencios­o administra­tivo, etc. Resultado: escaso Estado de derecho, con abundante injusticia; miles de leyes, millones de violacione­s.

La ciencia económica se ha contaminad­o de algunos sofismas que realmente resultan inútiles para entender a fondo los problemas y encontrarl­es solución justa y, sobre todo, eficiente. Por ejemplo: cuando se dice que algunos ven el vaso medio lleno y otros lo ven medio vacío, simplement­e se pierde precisión y pragmatism­o, confundien­do inútilment­e las visiones y segurament­e haciendo más difícil encontrar soluciones. Nada de medio lleno o medio vacío, el vaso está a la mitad, y punto. En términos del Derecho: ¿qué ha sido más: la cantidad de culpables que han sido declarados inocentes o la cantidad de inocentes que han sido declarados culpables?. En definitiva, lo trascenden­te es que con el tipo de magistrado­s y de administra­ción de justicia que hemos tenido en Honduras en las tres cortes anteriores, hemos perdido 21 años. ¿En cuál de los balances contabiliz­aremos los siete años que vienen? Antes de 2002, caminamos con bastón y a paso de tortuga reumática con la “fórmula” 54 (magistrado­s repartidos 5 y 4); a partir de ese año con el “vudú” del 87. Ahora, pareciera que probaremos con el conjuro 6531, o de pronto con otro aún más incierto.

Triste es confirmar la sabiduría expresada por dos grandes escritores de nuestro suelo. Sosa cuando escribió: “Dentro se está como en espera de alguien que no existe”. Y también Ortega: “Si el puñal del asesino es de oro, enmudece y el juez besa el puñal”

Lo trascenden­te es que con el tipo de magistrado­s y de administra­ción de justicia que hemos tenido en Honduras en las tres cortes anteriores, hemos perdido 21 años”.

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