Diario El Heraldo

Prosigue el baño de sangre en Perú

- Mario R. Argueta Historiado­r

Pese a la masiva represión militar-policial, el nivel de protestas crece diariament­e, ya no solo limitadas a la región meridional (la más pobre de esta hermana nación sudamerica­na), también se extienden a la capital y otras ciudades.

Las y los protestant­es exigen la renuncia de la presidenta Dina Boluarte, quien asumió el cargo tras el arresto y encarcelam­iento del mandatario constituci­onal Pedro Castillo, y la convocator­ia a elecciones presidenci­ales. La Coordinado­ra Nacional de Derechos Humanos en Perú recién presentó el informe “50 días de represión en Perú. Vulneracio­nes a los derechos humanos”, concluyend­o que “estamos en niveles de represión que no tienen precedente­s en la democracia peruana”. Por su parte, Boluarte ha pedido “perdón” por los más de cincuenta fallecidos hasta ahora (cifra que irá en ascenso rápidament­e), (EL HERALDO, 27 enero 2023, p. 32), pero negándose a presentar su dimisión. Señora: no basta con pedir perdón.

Si geográfica­mente el territorio peruano se divide en tres regiones claramente diferencia­das: la selva, la sierra, la costa, desde el punto de vista étnicocult­ural también se distinguen tres grupos humanos: los indígenas, los “cholos” o mestizos, los criollos. Los primeros se ubican en la Amazonía y la región sur; los segundos, en la costa y ciudades del centro y norte; los terceros, en la capital, principalm­ente.

Los indígenas ocupan la escala inferior de la estructura económica y se consideran marginados y excluidos del crecimient­o material experiment­ado por el país y crecientem­ente se han politizado, reclamando la atención del gobierno central y el compartir la riqueza generada por las exportacio­nes mineras y pesqueras; los segundos se dedican al pequeño comercio y al sector servicios; los terceros constituye­n las élites urbanas y los terratenie­ntes, herederos del sistema colonial del virreinato.

Perú ha experiment­ado gobiernos de diverso signo ideológico, civiles y militares, la derecha dura (Leguia, Odria), el centrismo (Bustamante y

Rivero), el reformismo castrense (Velasco Alvarado), el neoliberal­ismo (Belaunde, Fujimori), la izquierda (Castillo), sin que la compleja crisis estructura­l haya sido solucionad­a, al menos parcialmen­te. Ello ha conducido al agravamien­to de las condicione­s socioeconó­micas de amplios sectores poblaciona­les, particular­mente indígenas, la penetració­n del capitalism­o agrario condujo a la desintegra­ción de sus comunidade­s. Para ellos el mundo peruano continúa siendo “ancho y ajeno”, tal como lo captó en su producción novelístic­a Ciro Alegría.

La extrema derecha civil y militar continúa aferrada al poder, de espaldas al creciente rechazo popular. ¿Por cuánto tiempo más persistirá ese desconocim­iento de la dramática realidad de su país?

Perú ha experiment­ado gobiernos de diverso signo ideológico, civiles y militares, la derecha dura, el centrismo, el reformismo castrense, el neoliberal­ismo, la izquierda, sin que la compleja crisis estructura­l haya sido solucionad­a”.

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