129 días después
Los diputados retomaron ayer las actividades legislativas, tras 129 días de inactividad por los desacuerdos alrededor del nombramiento de los titulares del Ministerio Público.
En medio de las divergencias que han marcado la presente legislatura y que la han posesionado como la más improductiva de la historia democrática, se aplaude que, por fin, se comiencen a alcanzar los anhelados acuerdos entre las fuerzas políticas representadas en ese poder del Estado, que han permitido retomar las sesiones, con la esperanza de que todo volverá a la normalidad a partir del 25 de enero próximo, fecha de inicio de la tercera legislatura.
Tras los acuerdos, el partido oficialista logró la integración y aprobación de la nueva junta directiva para los dos años que le quedan a la presente administración, así como la aprobación de la amnistía vehicular y la amnistía para el pago de multas y recargos en la facturación del suministro de energía con la ENEE, y para lo cual solo requerían del apoyo de la mitad más uno de los congresistas. Más tarde iniciaron la discusión y aprobación del Presupuesto General de la República.
La parálisis legislativa solo ha evidenciado la intolerancia al diálogo, la negociación, y ha conducido a una extrema polarización a ese poder del Estado y la sociedad, que ahora demanda que los acuerdos entre las fuerzas políticas avancen hasta alcanzar la mayoría calificada que se requiere para temas trascendentales como la elección en propiedad de los fiscales del Ministerio Público y la discusión y aprobación de leyes de interés nacional, entre ellas las de protección social, de generación de empleo y de lucha contra la corrupción.
Que los diputados entiendan que la función legislativa es esencial para el funcionamiento del sistema democrático y el desarrollo de una sociedad justa y equitativa