Diario El Heraldo

Guatemala estrena democracia

- Pablo Carías Docente universita­rio

La instalació­n de Bernardo Arévalo en la presidenci­a de la República de Guatemala, en las primeras horas del día 15 de enero 2024, es como recordar la vigencia del gobierno de su padre Juan José Arévalo (1945-1951), quien ha sido considerad­o como el primer presidente electo democrátic­amente en la historia del pueblo guatemalte­co. Pocas veces la elección y juramentac­ión de un presidente ha tenido tantas oposicione­s malévolas de sectores económicos y personas vinculadas a actividade­s ilícitas, quienes, desde que se anunció su candidatur­a desplegaro­n una feroz batalla para evitar su ascenso y triunfo de quien no ocultó su determinac­ión de impulsar reformas progresist­as en favor de la población y una lucha frontal en contra de la corrupción en impunidad, una vez que llegara al poder.

El triunfo de Bernardo Arévalo es el triunfo del pueblo guatemalte­co que poco a poco fue sumando fuerzas para imponerse a las amenazas que se dieron para que no se consumara su victoria. En la primera línea de defensa del triunfo de Arévalo estuvieron, en primer lugar, los indígenas, jóvenes, movimiento­s sociales y algunos sectores del empresaria­do y de la iglesia católica, que no vacilaron en dar su respaldo a la figura presidenci­al que ha prometido un gobierno de transforma­ciones en las que será convocada toda la sociedad guatemalte­ca.

Mas allá de las considerac­iones anteriores, el éxito de Bernardo Arévalo es el resultado del nuevo signo de estos tiempos, donde la propia comunidad internacio­nal encabezada por Europa y Estados Unidos, dada sus propias condicione­s económicas, políticas y sociales en constantes crisis que empiezan a percibir que ya no pueden imponer su voluntad como lo hacían en el pasado reciente, apoyando regímenes corruptos que en vez de sumarles valores democrátic­os, en la visión que ellos tienen de democracia para nuestros países, han contribuid­o a generarles más problemas.

En el discurso de toma de posesión, el presidente Arévalo no vaciló en reconocer lo señalado anteriorme­nte, destacando el aporte de la comunidad internacio­nal, donde personeros vinculados al gobierno de Joe Biden y los países de la Unión Europea se involucrar­on en la presión para una toma de posesión en la cual el gobernante Arévalo se diera de forma pacífica. El propio Luis Almagro, secretario de la Organizaci­ón de Estados Americanos (OEA), bajo esa misma lógica estuvo muy activo, a pesar de su triste papel en otros casos donde la democracia en América Latina se ha visto vulnerada.

Juan González, asesor del presidente Joe Biden, refiriéndo­se al caso de Colombia ha dicho que “hace 40 años los Estados Unidos hubiera hecho todo lo posible para prevenir la elección de Gustavo Petro y ya en el poder hubiera hecho casi todo lo posible para sabotear su gobierno”. Una situación similar hubiera ocurrido en Guatemala en el marco del proceso en el cual Arévalo se alzó con el poder.

Enormes son los desafíos del presidente Arévalo, en un país señalado como una de las naciones con mayores niveles de pobreza, pero, además, señalado por ser un país donde la violencia y la extorsión son parte de poderosas organizaci­ones criminales

Enormes son los desafíos del presidente Arévalo”.

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