Migración y diálogo nacional
El éxodo de hondureños hacia los Estados Unidos no para. Todos los días, miles de hondureños y hondureñas, en su mayoría jóvenes, huyen de la patria que les vio nacer para ir en busca de oportunidades laborales a los Estados Unidos. Los testimonios de las personas que a pesar de los riesgos deciden hacer la peligrosa ruta, son dramáticos. “Cinco veces me he ido porque no hay trabajo, me tengo que buscar la vida allá”, dijo el hondureño Wilfredo Bonilla a los periodistas antes de iniciar el camino junto a unas 500 personas más en la terminal del transporte en San Pedro Sula en una caravana que un día después se desintegró en Guatemala, donde las autoridades les cortaron el paso.
Mientras los hondureños se van, las autoridades se muestran apáticas al fenómeno que, si bien es cierto, está en sus agendas, son pocas las acciones que impulsan para atacar las causas que lo generan, como ser la pobreza, la exclusión social, el desempleo, la falta de oportunidades, la inseguridad y la violencia, y los efectos de los fenómenos naturales.
Altos funcionarios del actual gobierno han anunciado que en su agenda está iniciar un diálogo nacional con todos los sectores sociales y empresariales para analizar y buscar soluciones a la problemática, pero el mismo todavía no tiene fecha de inicio.
Una red de organizaciones de la sociedad civil recomendó ayer que para poder solventar todos estos problemas es importante que se le dé forma a un proceso de diálogo amplio, participativo, propositivo, tolerante y transparente entre los diferentes actores sociales, políticos, empresariales y académicos para abordar estos desafíos desde una perspectiva estructural.
Las cartas están sobre la mesa y no se requiere de profundos estudios para conocer cuáles son las soluciones a las múltiples causas que generan el éxodo de los y las hondureñas; lo que llama a no retrasar más el diálogo con todos los sectores sociales, sin sesgos de ningún tipo