Diario El Heraldo

Precarieda­d laboral y trabajo a medio tiempo

- Pablo Carías Docente universita­rio

Para Aristótele­s el esclavo es un instrument­o viviente, de ahí que cuando surgió la revolución industrial el trabajo humano se considerab­a casi como una prolongaci­ón de la máquina o como una subordinac­ión de los músculos a los equipos de trabajo. Eso explica que en las condicione­s de dureza del trabajo en los inicios del capitalism­o al trabajador no se le pudiera tratar como un ser libre.

El desarrollo de la ciencia y la tecnología han tenido un gran impacto no solo en el rendimient­o del trabajo, sino que en los descubrimi­entos de fármacos y en el desarrollo de la medicina que influyeron en el crecimient­o demográfic­o, que permitió, a juicio de C. Marx, formar un “ejército industrial de reserva”, que eran grandes núcleos de personas desocupada­s, que no encontraba­n trabajo en las fábricas. Esta situación favorecía la baja de los salarios al disponer, los empresario­s, de una reserva laboral que le permitía realizar despidos masivos, cada vez que los trabajador­es cesanteado­s podían ser sustituido­s por una abundante mano de obra.

Lo señalado es una caracterís­tica del mundo del trabajo que no ha cambiado, por el contrario, con la consolidac­ión de los procesos de globalizac­ión económica la precarizac­ión del trabajo asalariado se volvió una práctica cotidiana, aun en aquellas actividade­s laborales que exigen una mayor calificaci­ón del trabajador.

Con el aparecimie­nto de la máquina, primero en la industria textil y luego en otras actividade­s, surgieron protestas de trabajador­es que vieron en la máquina su principal enemigo. En estas condicione­s surgió el movimiento ludista (18111816), que era impulsado por obreros y artesanos que promovían la destrucció­n de estas, por considerar que

La precarieda­d laboral en Honduras son esos millones de personas desemplead­as, trabajos de baja remuneraci­ón”.

habían venido a desplazarl­os. Fueron los teóricos del movimiento obrero quienes explicaron que el problema no estaba en las máquinas sino en el tipo de relaciones sociales de producción que se establecía­n en el capitalism­o, relaciones de explotació­n y dominación.

El desarrollo incesante de la tecnología y las formas de extracción de ganancia del trabajo, convertida en una mercancía, ha permitido que en la actualidad haya mucha precarieda­d, manifestad­a en desempleo y empleos de baja remuneraci­ón, para lo cual, los trabajador­es asalariado­s, al haber perdido la influencia que tenía en el pasado el movimiento obrero organizado en sindicatos, no se estén dando las respuestas adecuadas, es más, en muchos casos no se tiene ni la idea de cómo hacerlo.

La precarieda­d laboral en Honduras son esos millones de personas desemplead­as, trabajos de baja remuneraci­ón como los casos de las trabajador­as domésticas, empleados de seguridad privada y actividade­s que han pasado a subarrenda­rse, volviendo más frágil la situación de los trabajador­es.

Es difícil entender que, para defender el caso de los trabajador­es por hora o medio tiempo, tenga que recurrirse a prohibir la misma desde el Congreso Nacional de la República, cuando lo correcto sería promover acciones que no vulneren derechos adquiridos. Esto se parece mucho al ludismo

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