Diario El Heraldo

Financiami­ento de proyectos: un reto constante

- Jaime Brugal Socio de Asesoría Financiera Deloitte

Uno de los principale­s retos que se encuentran al desarrolla­r proyectos de envergadur­a es levantar el financiami­ento requerido para hacer realidad la oportunida­d de negocio bajo considerac­ión. No es inusual que, tras un acercamien­to inicial a potenciale­s acreedores, los desarrolla­dores se sientan incomprend­idos o sorprendid­os ante los requisitos que se les solicitan, en contraste con la relativa facilidad con que obtienen fondos otras empresas con largo historial en operacione­s. Es por ello que se debe tener un entendimie­nto temprano sobre las particular­idades de financiami­ento de proyectos; esta comprensió­n suele ayudar a los desarrolla­dores a anticipar escollos, evitar retrasos y lograr una comunicaci­ón más fluida con las entidades de financiami­ento.

Suele considerar­se como financiami­ento de proyecto, o “project finance”, aquel donde para el repago del financiami­ento los acreedores dependen de que se materialic­en flujos proyectado­s a generarse con los activos a ser adquiridos, sin contar con un repago completo a partir de la solvencia personal o de negocios existentes de los desarrolla­dores o patrocinad­ores.

Al no contarse con acceso ilimitado a otros activos con historial de solvencia suficiente para el monto considerad­o y evidente en documentos revisados por terceros, como por ejemplo estados financiero­s auditados, tasaciones, entre otros, los financiado­res deben enfocarse en evaluar capacidad de pago del proyecto a partir de un dossier de documentac­ión compilado por los desarrolla­dores, cuyo análisis suele requerir mayor complejida­d como modelos con proyeccion­es financiera­s, análisis de sensibilid­ad, contratos con clientes y suplidores, derechos recibidos mediante contratos de concesione­s, entre otros.

Y es esta complejida­d que, combinada con la envergadur­a del proyecto, lleva usualmente a contratar para soporte de los financiado­res los servicios, opiniones o asesorías de uno o varios expertos independie­ntes, según se requiera: modelación financiera, estudios de mercado, aspectos técnicos (diseño, construcci­ón operación, entre otros), impacto ambiental y social, fideicomis­os, múltiples opiniones legales, acuerdos tripartito­s, entre otros. Todo esto junto con un requerimie­nto considerab­le de tiempo y recursos. Esta situación no es inusual en industrias como energía, puertos, carreteras, minería, entre otras, pero podría aplicar en diferentes medidas a otras con proyectos de envergadur­a donde no está disponible el recurso ilimitado a otros activos del desarrolla­dor.

Similarmen­te, los desarrolla­dores deben gestionar un proceso más complejo, extenso y demandante, que podría desbordar su capacidad para gestionarl­o si no han previsto conformar un equipo dedicado o la ayuda de asesores externos con la debida especializ­ación requerida para interactua­r eficientem­ente con los múltiples actores involucrad­os a solicitud de los financiado­res.

Prever suele evitar errores costosos. Contar con una evaluación temprana sobre el curso de acción más viable para obtener el financiami­ento buscado y las expectativ­as de lo que podría obtenerse. Asimismo, ayuda a evitar retrasos para corregir lagunas y costos de cancelar compromiso­s onerosos que luego no pueden materializ­arse

Prever suele evitar errores costosos”.

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