Democracia sin ciudadanía
ción, propiciado por la economía de mercado que, a su vez, ha sustituido la centralidad de la política en la toma de decisiones. El Estado deja de ser mediador o debilita su posición en la solución de los conflictos sociales derivados de la actividad económica.
En estas condiciones, para Roitman, las instituciones, organizaciones y referentes del orden político han sido sustituidos, degradados o simplemente eliminados en pro del orden económico y su referente: el consumidor. El proceso de toma de decisiones y los factores del mercado, quedando en manos del capital privado la asignación de recursos. Lo que se tiene es más desigualdad, menos justicia social y aumento de la pobreza. Lo dicho por Roitman explica en parte la desafección de la política en el imaginario colectivo, lo cual puede dar lugar a un tipo de “autoritarismo difuso” como está ocurriendo en Argentina donde Javier Milei, con un anarcocapitalismo trasnochado pretende terminar con todo lo que es Estado. Milei apuesta por entregar ese bello país a las trasnacionales. Una chifladura.
En la pérdida de la ciudadanía en favor del mercado, está también la pérdida de la ciudadanía social, concepto poco utilizado en la explicación sociológica de los conflictos sociales. La batalla cultural librada por el neoliberalismo está debilitando la acción social en favor de las
Nos acercamos a una sociedad con obligaciones, pero con escasos y casi inexistentes derechos”.
reivindicaciones particulares de los trabajadores del campo y de la ciudad.
Desde la lucha social, el movimiento obrero y campesino, desencantado por un modelo económico que hasta hace poco parecía triunfante, ha entrado en una inanición de abandono de sus luchas pasadas. Hoy el movimiento obrero va en retroceso, ya no camina bajo la vieja idea marxista de clase “en sí” en clase “para sí”, nociones que reflejaban las diversas fases de autoconciencia de la clase obrera como fuerza política independiente. La pérdida de ciudadanía es total, y así, la democracia es una ficción
AMPLITUD. Debido a sus amplias dimensiones la Basílica puede tener en su interior al menos a 10 mil personas. La pulcritud hace que este lugar sagrado sea un espacio de paz y fe.
ARTE Y FE.