Los más violentos de Centroamérica
La violencia en Honduras, como en la región centroamericana, sigue siendo un problema persistente y al alza, a pesar de los esfuerzos que se hacen para frenar su incidencia. Es así que Honduras reporta que en los últimos doce años redujo la tasa de homicidios de 86.5 a 31.1 por cada cien mil habitantes, una baja sin duda importante, pero no lo suficiente para desplazarlo de ese primer lugar como el país más violento e inseguro de la región centroamericana.
Las cifras solo son el reflejo de que lo hecho hasta ahora, por los diferentes gobiernos, no ha dado los mejores resultados o que no se ha hecho lo suficiente.
En la lucha contra la violencia, el país ha experimentado de todo o casi todo, desde la aprobación de una ley de seguridad poblacional, la creación de una millonaria tasa de seguridad (que deja dudas sobre su manejo transparente), la “ley de escuchas”, la creación de la Policía Militar del Orden Público, con las que el gobierno nacionalista logró bajar la tasa de homicidios a 40 por cada cien mil habitantes en 2022.
La administración de Castro dice haberla bajado en 10 puntos, hasta 31.14 por cada 100,000 habitantes al cierre del 2023.
A la luz de los datos oficiales se deduce que algo falta por hacer, porque el país sigue siendo golpeado por este flagelo, enlutando familias, impactando la economía, obligando al cierre de empresas grandes y pequeñas, orillando a miles a huir de sus hogares y de la patria, frenando la inversión extranjera que se resiste a traer sus capitales a países violentos e inseguros.
La problemática de la violencia requiere un enfoque integral, que la institucionalidad funcione, que se ataquen las causas que la generan; que se implementen políticas de prevención, que funcione la policía de investigación, que los tribunales actúen y castiguen a los responsables de estos hechos