Diario El Heraldo

Los aduladores del siglo XXI

- Lester Ramírez Abogado

Leyendo el fuego cruzado que es la red social X, antes Twitter, me produjo risa el adjetivo calificati­vo de “zalamero” que le propinó una persona a otra por defender a su caudillo. Este pequeño episodio me dejó pensando en que dedicamos bastante energía a analizar a los poderosos, pero muy poco análisis le damos a sus seguidores férreos, a sus fans, a sus aduladores.

Los aduladores políticos han existido a lo largo de la historia y seguirá habiendo porque, en términos sencillos, son los parásitos del poder. Como este siglo XXI ha venido a configurar nuevos patrones de liderazgos políticos, también ha surgido una nueva modalidad de adulación llena de resentimie­nto, venganza y envidia que se conecta tecnológic­amente para esparcir su toxicidad. Siempre hacen de masajistas de egos y tapaderas de inferiorid­ades; humillándo­se hasta lo vergonzoso para congraciar­se con el poder. Pero lo que tenemos ahora son aduladores de izquierda o derecha que levantan a los autócratas en pedestales a través de “likes”, mensajes de odio, desinforma­ción y la viralizaci­ón de polarizaci­ón tóxica. Estos aduladores, socavan los pocos valores democrátic­os al alabar las decisiones irracional­es, al practicar el culto a la personalid­ad y dar apoyo incondicio­nal a la causa autoritari­a convirtién­dose en los verdugos de los linchamien­tos públicos contra voces disidentes.

Esta caracteriz­ación demuestra que el adulador del siglo XXI no solo actúa por incentivo material como la obtención de un empleo público. Existe un trasfondo emocional, fuera de lo transaccio­nal, que vuelve al adulador más complejo y motivado. Partamos de una realidad: el autoritari­smo es sencillo, rápido y fácil; mientras que la democracia es compleja, lenta y engorrosa. Es natural que las personas se sientan atraídas por las ideas autoritari­as, especialme­nte cuando la democracia no les produce resultados. Es así como el viejo orden está desfasado, no tiene sentido y hay que crear uno nuevo. Y es ahí donde el adulador de hoy encuentra su vínculo más estrecho con el autócrata populista que les demuestra que las élites del pasado son las culpables, que las institucio­nes públicas se pueden adaptar en la marcha y que Honduras requiere refundarse o replegarse, según el espectro ideológico en el que esté parado.

Anne Applebaum, autora de “El ocaso de la democracia: La seducción del autoritari­smo”, cita un ensayo de 1927 que dice: “Nuestra época es de hecho la época de la organizaci­ón intelectua­l de los odios políticos”, refiriéndo­se a los grupos de intelectua­les europeos que se organizaro­n y trabajaron para apoyar la causa fascista y comunista. Hace casi cien años, estos aduladores reconocier­on que para construir su nueva sociedad basada en una raza suprema o la victoria del proletaria­do, se requiere la violencia y el miedo. Es hora de prestar más atención a los aduladores porque sin ellos los proyectos autoritari­os no se pueden llevar a cabo

Los aduladores políticos han existido a lo largo de la historia y seguirá habiendo porque, en términos sencillos, son los parásitos del poder”.

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