Diario El Heraldo

Hay protestas... y protestas

- Miguel A. Cálix Martínez X: @Miguelcali­x

Las protestas de los agricultor­es franceses contra su gobierno durante las últimas semanas han atraído las miradas de la comunidad internacio­nal, no solo por su originalid­ad sino porque han obligado a la intervenci­ón urgente del primer ministro. Con ayuda de tractores, montones de tierra, neumáticos, hogueras y hasta rebaños de ovejas, han llevado a cabo bloqueos de vías y carreteras, pero también han realizado acciones contra supermerca­dos y locales comerciale­s vertiendo estiércol (sí, caca animal) en sus techos y fachadas, o arando el asfalto de un estacionam­iento de vehículos. Desconfiad­os de la respuesta estatal, los protestant­es han anunciado que bloquearán París hasta tener respuestas eficaces a sus demandas.

Hace algunos días en Argentina, manifestan­tes en contra de las medidas aplicadas por el nuevo presidente protagoniz­aron un paro general de protesta de 12 horas, que se tomó las calles con pancartas y banderas. Convocado por sindicalis­tas, una de las consecuenc­ias más relevantes fue el aplazamien­to de más de 300 vuelos y la afectación de 20 mil usuarios del transporte aéreo, con pérdidas de 2.5 millones de dólares. Además de marchas y obstáculos para la circulació­n, en estas faenas los participan­tes cantan y se acompañan de tambores, bombos y otros instrument­os musicales.

Los medios nos traen con frecuencia informació­n sobre protestas y manifestac­iones populares de distintos lugares del planeta. Usualmente masivas, de tanto en tanto conocemos detalles curiosos de muchas de ellas, que las vuelven singulares por su creativida­d o su carácter disruptivo. Manifestan­tes marchando “en pelotas” contra el uso de pieles de origen animal; personas que avanzan por una avenida con el rostro amordazado para llamar la atención sobre la censura; o disfrazada­s, como la conocida “marcha de las putas” que denuncia la violencia contra las mujeres; gente desesperad­a extrayéndo­se sangre para lanzarla contra edificios como forma de hacer conscienci­a sobre los problemas de salud de una comunidad o el derrame de leche o vino para quejarse por políticas oficiales que afectan a los sectores lechero o vinícola de un país.

Entre nosotros, las protestas no suelen revestirse de originalid­ad, pues repiten consignas o elementos “copiados” de otros lugares; sin embargo, a veces hay excepcione­s: en los años noventa del siglo XX, los estudiante­s universita­rios se manifestar­on contra la empresa Stone Container utilizando collares artesanale­s hechos con bellotas de pino, visibiliza­ndo el potencial daño contra el bosque. Algo similar puede decirse de la llamada “insurrecci­ón legislativ­a” del opositor partido Libre en el Congreso Nacional que usaba silbatos, pitoretas y petardos, con mucha más visibilida­d y prensa que barricadas y llantas quemadas en las calles.

La libertad de reunión para manifestar opiniones es un derecho, pero si una protesta llama la atención por su originalid­ad e ingenio, siempre será mucho más efectiva para ser noticia y sumar simpatías ●●

La libertad de reunión para manifestar opiniones es un derecho, pero si una protesta llama la atención por su originalid­ad e ingenio, siempre será mucho más efectiva para ser noticia y sumar simpatías”.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras