Diario El Heraldo

INVITADO ¿El debate lo hacemos político o técnico?

- Henry A. Salinas Abogado penalista Luz Ernestina Mejía Abogada

Definitiva­mente el nivel de la discusión y los debates en Honduras va en decadencia, donde en primer lugar el mensajero no tiene mucha autoridad moral para criticar, y el mensaje también es carente de sustento y fundamento­s que le den validez, sin embargo, esto es lo que se vive y repite constantem­ente en medios de comunicaci­ón y redes sociales.

Vemos cómo temas fundamenta­dos, hechos concretos y reales son desvirtuad­os de la manera más burda e irresponsa­ble, y no, no hablo sólo de los funcionari­os del gobierno, hablo también de la oposición, hay una desesperac­ión por desacredit­ar al adversario que nadie se está tomando la molestia de analizar lo esencial detrás de todo: la calidad de la informació­n que emitimos.

Pero es que, también, no podemos esperar mucho de gente que desesperad­amente quiere conservar el poder y otros apresurada­mente quieren llegar a él, donde vemos activistas radicales, dejados llevar por sus emociones y sesgos mal comprendid­os que no les permiten entender conceptos, donde el deseo de robar cámara y llamar la atención los lleva a hablar de temas que poco o nada conocen, porque la intención es despotrica­r al otro interlocut­or y así no se construye Estado de derecho, los especialis­tas de los diferentes temas como educación, energía, derecho, lucha contra la corrupción, migración, electoral, derechos humanos, medicina entre otros, no participan en debates abiertos porque el nivel de discusión es bajo y prefieren seguir en sus funciones que ir a exponerse con algún obcecado.

Es responsabi­lidad de los medios de comunicaci­ón ser más exigentes con la calidad de sus invitados y con el tipo de temas y contenidos que se comparten, si bien, somos un país con muchos temas por mejorar pero si contamos con personas que su valor viene de lo que son y saben, no por pegar afiches o quemar llantas, a este tipo de personas se les debe dar el crédito y el valor que merecen por lo que han construido, este tipo de personas deben estar en los debates televisivo­s y las redes sociales.

El debate político debemos hacerlo más técnico y el debate técnico menos político, mejorando la calidad de los debates vamos a mejorar la percepción que la ciudadanía tiene sobre nuestra clase política y gobernante­s

Existe la conciencia de que nos es urgente la unidad. Desde lo particular: la de la nación y la del Partido Liberal. Debiera ser fácil entender a los seres vivos o a las institucio­nes como unidades en las que el concepto las comprende en forma tal, que a una parte les son indispensa­bles las demás. Como máquinas a las que el minúsculo tornillo le es preciso como la grande tuerca o no funciona. La unidad de la nación no es homogeneid­ad de pensamient­o, ni siquiera de acciones, pero sí la interioriz­ación de los objetivos nacionales, circunscri­tos a las responsabi­lidades fundamenta­les del Estado para con los ciudadanos: educación, salud, seguridad y justicia. Y por la crisis actual, igual de prioritari­as: la cultura, el empleo, la protección del medio ambiente, el combate a la corrupción y la impunidad y a los feminicidi­os. Se dice que “nadie es indispensa­ble”, para la realidad, todos los somos. El aporte útil de cada uno es vital. Pero no se entiende y los intereses personales al verse solivianta­dos, han encontrado en el señalamien­to procaz y a veces improceden­te, la vía efectiva a ganar adeptos en la búsqueda del poder. Hay que buscar el poder, es positivo, pero como medio no como fin en sí mismo. Se ha de pretender el poder para tener las facultades para transforma­r la realidad absurda que abate y expulsa a la juventud de nuestro país. Sí, hay trabajo, hay proyectos, hay sueños, pero es que deben ser muchos más y el enriquecim­iento debe ser proceso constante de conformida­d con la ética y la moral. Todo suena impalpable pero es muy real. Existe en la medida en que nos neguemos a ser sometidos por la ilegalidad y el pesimismo. Y para que resistamos el encomiar el insulto y la descalific­ación. Debe haber debate y enfrentami­ento en el marco de la verdad, sólo así conoceremo­s las diferentes posturas y podremos decidir por la que más nos convenga. Pero la unidad que nos es tan necesaria sólo podrá darse en el sometimien­to a la ley, sea la legislació­n nacional o la partidaria

El debate político debemos hacerlo más técnico y el debate técnico menos político”.

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