El juicio de JOH
Si no hay modificaciones, el juicio contra el expresidente Juan Orlando Hernández en la Corte del Distrito Sur de Nueva York iniciará hoy con la selección del jurado que al final del mismo tendrá en sus manos la responsabilidad de declararlo culpable o inocente de los cargos que se le imputan.
El otrora hombre todopoderoso de Honduras, que llegó a ocupar los más altos cargos en los poderes Ejecutivo y Legislativo, se sentará frente al temible juez Castel para escuchar las pruebas que en su contra ha recopilado la Fiscalía de los Estados Unidos, defenderse de las mismas y lo más difícil, probar su inocencia.
Su caso es emblemático por ser el primer presidente del continente americano que será juzgado en un tribunal estadounidense por delitos relacionados con el narcotráfico, y también lo es para la nación hondureña, expuesta ahora en una vitrina por los abusos de poder que pudo haber cometido Hernández y sus allegados, al poner a su territorio y sus instituciones al servicio de las temibles bandas de narcotraficantes, para que lo utilizaran impunemente para el trasiego de droga y la incapacidad de sus órganos internos encargados de impartir justicia, el Ministerio Público, que se quedaron de brazos cruzados y nunca levantaron ni un tan solo requerimiento fiscal contra quienes hoy están siendo juzgados y condenados por estos delitos en los Estados Unidos.
El pueblo hondureño está expectante ante las nuevas informaciones que, seguramente, se desprenderán del juicio que se desarrollará en Nueva York, y las consecuencias que ello tendrá para la institucionalidad en Honduras.
Lo que sí es cierto que este juicio marcará un antes y un después para el Estado hondureño, será, y deberá ser, un punto de partida para que la institucionalidad funcione y nunca más el Estado sea visto, por quienes llegan a gobernarlo, como una hacienda particular