Fiscales despliegan arsenal probatorio contra JOH
Ayer, el expresidente Juan Orlando Hernández compareció en la primera jornada de su juicio en la que fueron admitidas más evidencias en su contra y se eligieron los integrantes del jurado que lo juzgará
A las 9:50 de la mañana (8:50 hora de Honduras), el expresidente Juan Orlando Hernández traspasó una puerta de madera de roble y caminó 20 pasos sobre una alfombra roja, fue custodiado por dos alguaciales que no le perdieron de vista en ningún momento, hasta que sentó en la silla que será testigo de los próximos capítulos de su vida.
Vestía el mismo traje azul profundo que usó en la segunda asunción presidencial de 2018, lucía recién afeitado y canoso, y con una buena condición física.
Su comportamiento durante los primeros minutos fue inquietante y nervioso al grado que uno de sus defensores le pidió que se tranquilizara.
Charló a cada momento con su cuerpo de abogados y les daba directrices de qué hacer y qué decir como si él encabezara su propia defensa legal.
Sobre su mesa, el exmandatario tenía una computadora por- tátil con todas las pruebas que tienen los fiscales de Nueva York en su contra —las que revisaba a cada instante—, tres hojas de papel y un lápiz, un bote con agua y un par de audífonos donde escuchaba las orientaciones del tribunal en español.
A su derecha estaba senta- do Raymond Colon y por el otro lado Renato Stabile, sus asistentes paralegales Faye Honig y Nina Alameno; en la siguiente mesa, dándole la espalda a Hernández, la abogada Sabrina Shroff.
En otra mesa, enfrente de Hernández, se sentaron los cuatro fiscales; Kyle Wirshba, Jacob Gutwillig, Elinor Tarlow y David Robles, que fueron los encarga
dos de impulsar la acusación en su contra que hoy lo tiene sentado en un juicio. Y casi al lado de ellos, dos carretas cargadas de documentos que se presume sea toda la prueba documental que la Fiscalía presentará en el transcurso del debate.
Adelante de todos y en un estrado judicial, se ubicó el juez Kevin Castel, para administrar todo el proceso penal.
En total, en ese momento, habían 18 personas en la Sala 26 b de la Corte, y ningún integrante de su familia.
Admisión de llamadas
El primer paso del juicio se enfocó en la discusión y admisión de más elementos de prueba. Esta vez se trató de cuatro llamadas interceptadas por las autoridades de Honduras a los cabecillas de la Mara Salvatrucha (MS-13) Alexander Mendoza, alias “El Porky”, y David Campbell, ambos acusados y solicitados en extradición por Estados Unidos, en las que mencionan al expresidente.
Una de la llamadas fue una intervención telefónica que sostuvo “El Porky” y una supuesta pareja en la que discutieron sobre la conspiración en la que hoy figura el expresidente y su papel.
Los fiscales insistieron que el vaciado telefónico es útil para el proceso por lo que tenían que ser admitidas por Castel.
Colon, de su lado, rebatió este extremo tras discutirlo en privado durante diez minutos con Sabrina Shroff, y argumentó que deberían ser rechazadas porque en ninguna de las llamadas participó Hernández.
No obstante, el juez determinó que los cuatro audios “son admisibles porque están hablando del coconspirador (Hernández)”.
Para evacuar esta prueba llegará a declarar una fiscal de la Fiscalía Especial contra el Crimen Organizado, que estuvo a cargo de la investigación contra los cabecillas de la MS y las intercepciones telefónicas.
Elección del jurado
En seguida el juez Castel dio paso al proceso de elección del jurado, cuya sesión se realizó de forma privada y solamente fue transmitida a los medios de comunicación y ciudadanos a través de unas pantallas de televisión de otra sala ubicada tres pisos abajo
“No tenemos ninguna duda que este caso se va a ganar”
de donde estaba JOH.
Los integrantes del jurado serán los encargados de decidir la culpabilidad o inocencia del expresidente.
Al filo de las 10:55 de la mañana, hora de Honduras, comenzaron a ingresar a la sala los 60 aspirantes. Hasta ese momento, ellos no conocen a quién van a juzgar ni la magni- tud de la acusación.
Al menos 12 se sentaron al extremo derecho de la sala, y el resto en la parte de atrás, donde tradicionalmente se sientan los ciudadanos que acuden a los juicios.
Cuando los jurados desfilaban, los fiscales se pusieron de pie y voltearon hacia Hernández, quien no pudo sostener ni siquiera por dos segundos la mirada a los agentes.
Justamente cuando los integrantes del jurado estaban ubicados en su sitio, el juez Castel comenzó a explicarles a los ciudadanos, que en su mayoría radican en los alrededores de Manhattan, los detalles de la imputación y los cargos de los que es acusado Juan Orlando.
Al terminar, el juez consultó: ¿algunos de ustedes está familiarizado o conoce este caso?
Dos mujeres respondieron que sí, por lo que de una en una fueron llamadas al estrado para ser interrogadas sobre su conocimiento por el togado, los fiscales y los abogados. Finalmente fueron apartadas del proceso.
Otros nueve aspirantes establecieron su renuncia por cuestiones de trabajo y un décimo por razones religiosas.
En seguida, cada unos de los más de 40 aspirantes que siguieron en el proceso fueron juramentados y recibieron un cuestionario de al menos seis páginas y bajo la guía del juez Castel fueron respondiéndolo.
Al mismo tiempo, el togado explicaba que durante el juicio desfilarán una serie de testigos propuestos por la Fiscalía y que el acusado se declaró no culpable de los cargos.
Mientras tanto Hernández se mostraba intranquilo y desesperado jugando con los audífonos que estaban en su mesa.
El juez Castel llamó a los fiscales y a los abogados de Hernández a presentarse ante los posibles jurados del juicio.
También solicitó a Hernández a hacer lo mismo y con una leve sonrisa en su rostro y levantando su mano saludó a los que hoy tienen en sus manos su futuro.
Entre tanto, Hernández manipulaba la laptop, que a larga distancia se observaba que buscaba algo entre las
Raymond Colon, abogado del expresidente Juan Orlando Hernández, afirmó que “no tenemos ninguna duda que este caso se va a ganar”.
“Se va a decidir con los hechos y la falta de pruebas contra el expresidente, que es bastante”, dijo.
Ante las acusaciones contra JOH dijo que “eso sería contrario al bienestar de los narcotraficantes. Ellos se quieren pintar como los hombres del renacimiento, lo que son es sicarios, asesinos, lo que hicieron es destruir la cultura, la sociedad y el buen nombre de Honduras”
pruebas clasificadas, en virtud de que la mayoría de páginas se encuentran selladas en negro.
El juez Castel interrumpió el proceso y dio paso al receso. Hernández fue enviado a una pequeña celda en la Corte y detrás de él se fue su cuerpo de abogados.
Una hora y diez minutos más tarde, Castel reanudó la audiencia y prosiguió con la entrevista escrita y oral a los posibles jurados.
Entre otras interrogantes, el togado consultó a los candidatos: ¿tienen hijos?, ¿miran noticias?, ¿cuáles redes sociales utilizan?, ¿cuáles son sus pasatiempos? y ¿cuáles son sus profesiones?
Tres de ellos respondieron que tenían raíces de Alemania, Marruecos, Grecia y Pakistán.
Quizás sean las respuestas de esta última interrogante las que causaron la mayor impresión entre los asistentes, que entre murmullos afirmaban que “Juan Orlando será juzgado por personas con un alto perfil académico”.
Entre los testigos sobresalen profesionales de la Maestría en Administración de Empresas (MBA por sus siglas en inglés), una doctora en historia, médicos, abogados, actores, gerentes de centros hospitalarios, enfermeras, maestros universitarios, ingenieros industriales, cantantes, una jugadora de bingo, entre otros, y hasta un joven de 20 años que cursa la secundaria.
Con meticulosidad, Hernández continuaba, más concentrado que al principio, revisando las pruebas y discutiendo con
Shroff, quien trataba de explicarle a través de un manuscrito de lo que se trataba.
Hernández se desconcentró por un momento, y fue porque el juez Castel dejó el estrado y se acercó al jurado para continuar realizando la entrevista y manifestando que durante el debate surgirían nombres como el del expresidente de EUA, Joe Biden y los expresidentes Barack Obama y Donald Trump, así como el de la vicepresidenta Kamala Harris, Mike Pompeo, secretario de Estado, entre otros.
Tras un leve receso, los más de 40 neoyorquinos esperaron la determinación final de Castel, en la que decidió elegir a 12 integrantes del jurado más seis suplentes, personas anónimas elegidas por sorteo, que entre dos y tres semanas estarán escuchando las pruebas y con base en ellos decidirán si le creen o no los fiscales.
Antes de abandonar la sala, el juez Castel les advirtió que no deben discutir el caso ni en público ni en privado con familiares y amigos.
Al terminar la audiencia, los seleccionados salieron por una puerta, y Hernández continuaba dialogando con sus abogados. Fue a las 5:20 que él abandonó la sala y en seguida los alguaciles le ordenaron quitarse el saco, mientras lo dirigían de nuevo a la cárcel de Brooklyn donde permanece bajo arresto desde 2022.
Para este día, el debate fue programado para la 9:00 de la mañana hora de Honduras e iniciará con las instrucciones del jurado, que no son más que la explicación de las reglas y leyes penales de EUA.
Asimismo, el juez otorgará la palabra a los fiscales para que puedan realizar los actos de apertura que consiste en explicar cada detalle de la investigación así como la identidad de los testigos. En seguida, la Fiscalía comenzará a presentar la batería de pruebas contra el expresidente.
Entre estas, la declaración de un historiador que depondrá sobre la política y geografía de Honduras, dos agentes de la DEA, y después, los testigos Fabio Lobo, Devis Leonel Rivera, Víctor Hugo Díaz Morales, Alexander Ardón, entre otros.
Asimismo, serán evacuadas las escuchas telefónicas interceptadas a los cabecillas de la Mara Salvatrucha y las narcolibretas decomisadas al extinto capo de la droga Magdaleno Meza