Un informe nada halagador
“La prensa hondureña vive un lento descenso al infierno desde hace más de una década, tras el golpe de Estado de 2009. El país sigue siendo uno de los más mortíferos para el periodismo en el continente americano, lo cual crea un clima de autocensura y miedo en la prensa”, se lee en uno de los últimos informes sobre la situación de la libertad de prensa en el mundo elaborado por el organismo especializado Reporteros Sin Fronteras (RSF).
EL HERALDO publicó esta semana que un informe de ese organismo ubica a Honduras en el penúltimo lugar de América en cuanto a libertad de prensa, solo superado por Cuba, uno de los países más represores de la prensa en el mundo.
Desgraciadamente, en los últimos años Honduras se ha posicionado en la lista negra que incluye a los países con más riesgos para ejercer el periodismo, con 90 periodistas y trabajadores de los medios de comunicación asesinados en las últimas décadas y el 90% de impunidad en estos casos.
Los ataques sistemáticos a miembros de la prensa y la falta de atención a sus denuncias son temas que también preocupan a organismos defensores de los derechos humanos y del gremio periodístico que demandan el respeto irrestricto de este derecho esencial para el buen funcionamiento de las democracias.
La situación ha inquietado, incluso, a la relatora especial para la libertad de expresión y opinión de la ONU, Irene Khan, quien en su última visita al país mostró preocupación porque “activistas y comunicadores siguen expuestos a la violencia, los ataques en línea, la intimidación, las campañas de desprestigio y el acoso judicial”.
Garantizar el respeto de la libertad de prensa es esencial en una sociedad democrática, no hacerlo es un comportamiento propio que se asocia con prácticas autoritarias o antidemocráticas contrarias, precisamente, al sistema democrático al que aspira nuestro país