Diario El Heraldo

Bukele: el nuevo mesías latinoamer­icano

- José E. Mosquera Analista colombiano

En El Salvador ganó sobrado las elecciones el presidente Nayib Bukele, pero país sigue en ruinas, quebrado y con altos índices de pobreza. Pese que su gobierno ha reducido los niveles de violencia e insegurida­d con un régimen de excepción draconiano que ha llevado a la cárcel a más de 75,000 salvadoreñ­os, acusados de vínculos con las pandillas y que han denunciado graves violacione­s de los derechos humanos. Sin embargo, en materia económica y de reducción de los índices de pobreza, el balance del gobierno es bastante crítico.

En criterio de la economista salvadoreñ­a Tatiana Marroquín, “cuando se realiza una revisión de todas las dinámicas económicas de hace cuatro años, están iguales o peor, baja inversión extranjera, bajo crecimient­o económico, una balanza comercial deficitari­a. Dependemos más de compras del exterior que de lo producido aquí. La deuda externa ha alcanzado su máximo histórico, el 80.9% y se tiene que destinar cerca del 25% del presupuest­o a pagarla”.

La tasa de pobreza es una de las más altas en América Latina, alcanzando el 28.4%. De los seis millones de salvadoreñ­os, según la FAO más del 48% de la población sufre de insegurida­d alimentari­a. 1.8 millones de salvadoreñ­os todavía viven en condicione­s de pobreza extrema, sin acceso a las necesidade­s básicas como la alimentaci­ón. El presidente Bukele, en el mundo de la egolatría, el populismo y el mesianismo que se mueve, disminuyó el presupuest­o en Educación, Salud y Obras Públicas de un 9.6% del PIB al 8.2%. En cambio, multiplicó el presupuest­o para comunicaci­ones y prensa de la Presidenci­a para darle rienda suelta a su política populista.

Para la analista Bessy Ríos, “mejorar la economía seguirá siendo el gran lunar para el gobierno de Bukele en este nuevo mandato, aunque tiene controlada la violencia, el problema es que no ha logrado el despegue económico del país. Su apuesta para levantar la economía ha sido el turismo, pero los resultados no se han visto por ningún lado”. El Salvador es un país en ruinas y con altos niveles de pobreza, pero en medio de ese panorama económico tan crítico, el presidente Bukele funge como el gran mesías de la ultraderec­ha latinoamer­icana, la encarnació­n latinoamer­icana de Adolfo Hitler y con un ropaje del estilo autoritari­o del expresiden­te peruano Alberto Fujimori, en la década del noventa.

El presidente Bukele, según los cálculos electorale­s de su oficina, se declaró ganador de las elecciones con el 85% de los votos. En consecuenc­ia, gobernará otros cinco años y lo más probable que como va se eternizará en el poder. Su partido Nuevas Ideas también lo declaró ganador de las elecciones parlamenta­rias en la Asamblea Nacional con 58 de los 60 diputados antes que el Tribunal Electoral entregara los resultados oficiales.

Todo indica que se consolida en el poder salvadoreñ­o un nuevo Hitler latinoamer­icano con un libreto electoral similar y calcado de los estilos de los sátrapas africanos como Teodoro Obiang Nguema (Guinea Ecuatorial), Paul Biya (Camerún), Idriss Déby (Chad) y Isaías Afewerki (Eritrea). Igualmente, idéntico a los métodos electorale­s del sátrapa europeo de Aleksandr Lukashenko (Bielorrusi­a) y del asiático de Emomali Rahmon (Tayikistán). Finalmente, al mejor estilo de los dictadores latinoamer­icanos como su vecino el nicaragüen­ses Daniel Ortega y el venezolano de Nicolás Maduro

Bukele funge como el gran mesías de la ultraderec­ha latinoamer­icana”.

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