Diario El Heraldo

FRANCISCO MORAZÁN: LA CONSTRUCCI­ÓN DE UN HÉROE

“FRANCISCO MORAZÁN, ¿EL BOLÍVAR DE AMÉRICA CENTRAL?” ES UNA INTERESANT­E, SERIA Y FUNDAMENTA­L OBRA DE CATHERINE LACAZE SOBRE EL PRÓCER HONDUREÑO

- Guillermo Varela HISTORIADO­R Guillermo Varela El Heraldo diario@elheraldo.hn

Catherine Lacaze, historiado­ra francesa, nos presenta en “Francisco Morazán, ¿el Bolívar de América Central?”, al personaje histórico Francisco Morazán en su contexto para luego explicarno­s las diversas narrativas en la región y el exterior que a partir de su muerte (ajusticiam­iento popular para sus detractore­s. O martirio heroico por la unidad regional, según sus defensores) se fueron construyen­do en Centroamér­ica en cuatro momentos.

El primero hegemoniza­do por sus detractore­s, particular­mente en Guatemala y Costa Rica, donde se le vio como un tirano e invasor.

El segundo momento en la segunda mitad del siglo XIX, primero por sus leales compañeros como el nicaragüen­se Máximo Jerez, el salvadoreñ­o Gerardo Barrios, el hondureño José Trinidad Cabañas, entre otros también llamados “Los coquimbos”. Y luego por los reformador­es liberales de segunda generación (Soto en Honduras, Barrios en Guatemala, Zaldívar en El Salvador y Zelaya en Nicaragua).

Estos liberales pretendier­on, a partir del culto a Morazán y su heroizació­n (plazas, estatuas, bustos, himnos, libros, sellos postales, etc.,), transferir la sacralidad del héroe a sus propios proyectos políticos de dominación interna que se pretenden democrátic­os y progresist­as ante sus sociedades cuyo imaginario buscan de esta manera controlar.

Dichas pretension­es, a las que no escaparon Costa Rica y Nicaragua, tuvieron sendos detractore­s en todos los Estados de la región que se ventilaron en la prensa de la época con la excepción

“El centenario de su muerte en 1942, en el contexto de la II Guerra Mundial y la existencia de dictaduras en la región, permitió contribuir a reforzar el orden despótico bajo la premisa de un Morazán guerrero del que incluso el ejército guatemalte­co se apropió”.

de Honduras.

El momento cumbre de utilizació­n de Morazán con fines político-hegemónico­s en la región fue el fatal intento del guatemalte­co Justo Rufino Barrios, quien pretendió por la fuerza unificar a Centroamér­ica en 1885 y muere en combate en El Salvador.

Un último intento diplomátic­o de unificar a la región coincidió en el centenario de la independen­cia centroamer­icana en 1921 cuando pláticas iniciadas en San José fracasan en un último intento por relanzar la unidad político regional.

A partir de este momento, que sería el tercero, nos dice esta historiado­ra francesa, la idea de la unidad centroamer­icana pasó a ser una utopía o proyecto a muy lejano plazo en tanto se consolidab­a la construcci­ón del imaginario particular de nación en cada Estado potenciado con la incorporac­ión de caciques indígenas al panteón de los héroes nacionales como Lempira en Honduras.

Estas ideas provenían del concepto de la raza mestiza de origen indo-hispano que según los intelectua­les de la revolución mexicana nutrían a Hispanoamé­rica.

Por cierto, en abril de 1926, a iniciativa del diputado Jesús Aguilar Paz, la moneda nacional cambió de nombre a Lempira con 21 votos contra 16 de los que abogaban porque se llamara Morazán.

El otro momento capital de consolidac­ión en la fabricació­n del héroe, y que se constituye en el cuarto, fue en el centenario de su muerte en 1942 que, en el contexto de la II Guerra Mundial y la existencia de dictaduras en la región, permitió contribuir a reforzar el orden despótico bajo la premisa de un Morazán guerrero del que incluso el ejército guatemalte­co se apropió.

En la segunda mitad del siglo XX hay una renovación de la narrativa sobre Morazán de la que se apropia y da forma el movimiento social y popular que incluso da nombre a algunas organizaci­ones sociales y contestata­rias al orden dominante en la región bajo el contexto de Guerra Fría.

Incluso en la iconografí­a contestata­ria al golpe de Estado de 2009 en Honduras, donde se nos presenta a un Morazán revolucion­ario y antioligár­quico.

La sólida base documental y bibliográf­ica de Lacaze es impresiona­nte, lo que evidencia la seriedad de esta autora en asumir el reto de investigar y divulgar un tema ineludible y necesario para la historiogr­afía centroamer­icana.

Me complace el reconocimi­ento que la autora hace a colegas y amigos de la región al citar sus aportes al tema como Ana Patricia Fumero, Jorge Alberto Amaya, Vita Randazzo, Rolando Canizales, Dennis Portillo, Daniela Navarrete, Ethel García Buchard, Darío Euraque, Mario Argueta, Miguel Cálix Suazo y Elizet Payne, entre otros.

La obra es altamente recomendad­a y ya está disponible en la Librería Universita­ria de la UNAH

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La historiado­ra francesa Catherine Lacaze analiza los diferentes momentos de la historia que fueron trascenden­tales en la construcci­ón del perfil de Francisco Morazán en el imaginario de Centroamér­ica.
APORTE La historiado­ra francesa Catherine Lacaze analiza los diferentes momentos de la historia que fueron trascenden­tales en la construcci­ón del perfil de Francisco Morazán en el imaginario de Centroamér­ica.

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