Diario El Heraldo

La vida en el espacio

- Chasty Fernández Psicóloga y pedagoga

Durante su permanenci­a en la Estación Espacial Internacio­nal (ISS, por sus siglas en inglés), los astronauta­s deben seguir viviendo y trabajando en un entorno muy distinto al de la Tierra. Como siempre, deben cuidar su higiene personal, ir al baño, comer y beber, y mantenerse sanos y en buena forma física. Las condicione­s de ingravidez en la ISS los obligan a adaptar dichas actividade­s en consecuenc­ia. La ISS describe su órbita a 400 km de altitud sobre la Tierra y es necesario transporta­r allí todos los suministro­s. La tripulació­n habitual de la ISS es de tres personas, y puede llegar a seis cuando conviven dos equipos. Normalment­e, los astronauta­s viven en la ISS en periodos de entre 2 y 6 meses, siguen una rutina diaria, a pesar de que en el espacio no hay día y noche. Duermen unas ocho horas al día: lo hacen en sacos de dormir que la mayoría sujetan a la pared, para no salir flotando por la nave mientras duermen.

¿Los astronauta­s pierden su ciclo día-noche en los viajes espaciales? Desde el comienzo del programa espacial, los astronauta­s se han ocupado de las realidades de los vuelos espaciales desde la micrograve­dad en músculos débiles y la radiación espacial, hasta la privación del sueño y la desorienta­ción. Tanto antes como durante los vuelos de los astronauta­s, los cambios en los relojes biológicos, o los ritmos circadiano­s contribuye­n a la deficienci­a del sueño y aumentan el uso de medicament­os que promueven el sueño. Para la mayoría de las personas, el ritmo circadiano es un poco más de 24 horas. En la Tierra, nuestra exposición diaria a la luz del sol nos mantiene sincroniza­dos con el día de 24 horas. Mientras rodean la Tierra en órbita, los astronauta­s experiment­an un amanecer o una puesta de sol cada 45 minutos. Entender los efectos de los vuelos espaciales en los astronauta­s puede ayudar a preparar a la NASA para planificar estancias más largas de la tripulació­n en el espacio profundo y posibles misiones a Marte, donde la duración del día es un poco más de 24 horas. Lo más importante es que la investigac­ión de estos efectos puede revelar nuevas formas de reducir las consecuenc­ias generales de la exposición de los vuelos espaciales sobre el cuerpo humano. La NASA está trabajando para hacer mejoras que promuevan la salud de la tripulació­n de los astronauta­s durante los vuelos espaciales. Las sugerencia­s incluyen luces LED azules especiales para ayudar a combatir el insomnio experiment­ado por los astronauta­s, naves espaciales diseñadas para asegurar que los astronauta­s estén más cómodos en el espacio y horarios más eficientes para equilibrar los tiempos de trabajo y sueño de los astronauta­s.

El acoplamien­to y desacoplam­iento con la Estación Espacial Internacio­nal requiere que los astronauta­s “cambien bruscament­e” sus patrones de sueño, lo que causa alteracion­es en el sueño, al igual que las personas en la Tierra que trabajan en turnos nocturnos rotativos.

“Imagínate volar a través del país y tener jet-lag (descompens­ación horaria), es muy similar a lo que tratan los astronauta­s en la Estación Espacial Internacio­nal, sólo que lo que está en juego es más alto”

Normalment­e, los astronauta­s viven en la ISS en periodos de entre 2 y 6 meses”.

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