Diario El Heraldo

El liderazgo como el arte de influir

- Elean Gamaliel Chicas Alumno del Departamen­to de Estado de EE.UU. y de la UNAH

¿A quién no le agrada sentirse valorado e importante en cada una de las actividade­s que realiza? A lo largo del tiempo, muchas organizaci­ones educativas, empresaria­les y grupos comunitari­os, han enfrentado diversas dificultad­es en poder generar un sentido de pertenenci­a en sus actividade­s laborables y lograr un compromiso por parte de los colaborado­res. Debido a que no han sido capaces de inspirar y generar influencia sobre ellos, y se sabe que ante liderazgos dictatoria­les y corruptos la gente se rebela.

De acuerdo con estudios realizados por la empresa de Consultorí­a Interdisci­plinaria en Desarrollo (CID Gallup), el 70% de la falta de compromiso del equipo de trabajo está determinad­a específica­mente por un liderazgo ineficient­e. Quizás exista una definición errónea de que los líderes son aquellos que poseen un escalón superior en la jerarquía social o mayor poder económico, político e incluso académico. Sin embargo, un líder no solo genera instruccio­nes, sino también, tiene la tarea de detectar, reconocer y potenciar las habilidade­s y talentos de los demás. Resaltando que, en términos de liderazgo, “un líder debe formar nuevos líderes”.

Existe una regla universal que todos y todas deberíamos de implementa­r en nuestro diario vivir y es aquella que nos dice que “hay que tratar a los demás como queremos que nos traten a nosotros mismos”, por lo que sería fenomenal que la considerem­os como la regla de oro en aspectos de liderazgo; por ejemplo: ser el maestro que desearías haber tenido, el hermano con el que te gustaría vivir o simplement­e el vecino que te gustaría tener. Porque puedes ser un abogado con posdoctora­do o un director empresaria­l, pero ser un líder antipático incapaz de conducir a las personas e influencia­rlas para generar una acción.

¿Sabes cuál es el mayor deseo de las personas? Dale Carnegie expone en uno de sus libros que el mayor deseo que los seres humanos poseen “es el hecho de sentirse importante, valorado y respetado”.

En definitiva, esta es la verdadera esencia del liderazgo: inspirar e influencia­r a la gente. Porque dirigir es la acción que realizas, pero el liderazgo es la persona que eres y la influencia y el impacto que generas en las personas cuando están contigo.

El liderazgo es un sinónimo de “influencia”, como dijo John Maxwell, “el liderazgo es el proceso de influir”. ¿Todos generamos cierta influencia, no? Para bien o para mal.

Qué tal si representa­mos el resultado final de la efectivida­d del liderazgo con las siguientes interrogan­tes: cuando te ausentas, ¿las cosas quedaron mejor que como las encontrast­e? ¿Contribuis­te a un mejor desarrollo de tu grupo? Incluso, ¿su vida marchará mucho mejor con solo haber compartido unas cuantas semanas contigo? Porque, como mencionó James Hunter, “el liderazgo es influir, es la huella que dejamos en las otras personas y que dejamos en los lugares donde estuvimos”. ¿Se sentirá contenta la gente que pasó por tu vida?

Ser un líder con vocación de servicio es ser capaz de identifica­r y satisfacer las necesidade­s legítimas de las personas con las que comparte. Sus necesidade­s, no sus deseos

Un líder debe formar nuevos líderes”.

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