¿MIEDO A QUE LO ABANDONEN?
EL IMPACTO DE LA HERIDA DE ABANDONO EN LA INFANCIA PUEDE SER PROFUNDO Y DURADERO, LLEGANDO A PERJUDICAR LAS RELACIONES INTERPERSONALES EN LA EDAD ADULTA
El miedo a que las personas que le importan se marchen en cualquier momento, dejando en su interior un sentimiento de confusión, culpa o arrepentimiento, va más allá de una respuesta automática aprendida. La infancia es un período crucial en el desarrollo humano, donde las experiencias tempranas moldean profundamente nuestra percepción del mundo y de nosotros mismos. Entre los traumas más significativos que pueden afectar a un individuo se encuentra la herida de abandono, que puede dejar cicatrices duraderas en el corazón y la mente.
Esta se origina en situaciones donde un niño percibe la ausencia emocional o física de uno o ambos padres o cuidadores principales, algo que puede manifestarse de diversas formas, como el abandono físico, la negligencia emocional o la incapacidad de los adultos para satisfacer las necesidades básicas del pequeño.
Las razones detrás de este abandono pueden ser variadas, desde la incapacidad de los padres para proporcionar cuidado debido a circunstancias externas, hasta problemas de salud mental o adicciones.
Por su parte, el impacto de la herida de abandono en la infancia puede ser profundo y duradero. Aquellos que experimentaron abandono suelen desarrollar problemas emocionales y de comportamiento, como baja autoestima, ansiedad, depresión, dificultades para establecer relaciones sólidas y problemas de apego. Estos efectos pueden persistir hasta la adultez, afectando la capacidad del individuo para funcionar de manera saludable en diversas áreas de su vida.
Es importante destacar que la herida de abandono no solo se refiere a situaciones extremas de abandono físico, sino también a la falta de conexión emocional y apego seguro. Incluso en entornos donde los niños reciben cuidado físico adecuado, la ausencia de un vínculo emocional deja secuelas negativas que años y décadas después siguen presentes