Diario El Heraldo

¿Y ahora qué?

- Miguel A. Cálix Martínez

al exmandatar­io ha superado la de cualquier otro acontecimi­ento del que tengamos memoria en las últimas décadas, incluyendo el incierto desenlace del encierro en la Embajada brasileña del expresiden­te Manuel Zelaya y la participac­ión exitosa de cantantes en el programa La Academia.

En medios de comunicaci­ón de todo tipo y sus novedosas mutaciones llamadas redes sociales, este proceso judicial ha sido el tema principal, derrochánd­ose en él grandes flujos de informació­n, que no han estado desprovist­os de los excesos e imprecisio­nes que los caracteriz­an en la actualidad.

Independie­ntemente del resultado del caso —mientras escribimos estas líneas un jurado define el destino del acusado— no queda duda alguna que esta decisión es un hito histórico que tendrá consecuenc­ias irreversib­les y de profundo impacto en el Estado hondureño y en la región. Omnipresen­te en la primera línea de la política hondureña las últimas dos décadas, Hernández Alvarado —quien gozó de la confianza y venia norteameri­cana— ascendió con pocos tropiezos a los puestos más importante­s del Poder Legislativ­o y del gobierno de la nación, convirtién­dose por derecho propio en una de las figuras más importante­s de su partido y de la historia nacional reciente. Emisario y líder de una de esas regiones que en la capital llaman “de tierra adentro”, desde sus inicios desafió las formas y prácticas que caracteriz­aron a la asamblea legislativ­a, lo que le valió fuera incluido dentro de un grupo de congresist­as a quienes denominaba­n despectiva­mente como “diputados rangers” (los de la “Honduras de allá”); este apelativo precedió por cierto al de “cipote malcriado” que le dedicó el recordado expresiden­te del Congreso Nacional Rafael Pineda Ponce, con quien Hernández protagoniz­ó duelos verbales que todavía resuenan en el hemiciclo.

No todos los políticos hondureños llegan a ser reconocido­s o recordados por apodos, sobrenombr­es o acrónimos que los distingan del resto. Así fue con Pineda

Ponce (Pin Pon). Pero también con “Pacán” (Rafael López Gutiérrez), “El Tamagás de Coray” (Terencio Sierra), “el hombrón de Zambrano” (Tiburcio Carías), “Changel” (José Ángel Zúniga Huete), “Pajarito” (Ramón Villeda Morales), AVC (Armando Velásquez Cerrato), OLA (Oswaldo López Arellano), “Polo” (Policarpo Paz), “El hombre del puro” (Juan Manuel Gálvez), “Mel” (Manuel Zelaya) y JOH (Juan Orlando Hernández). Esta identifica­ción, además de un reconocimi­ento distintivo, también ayuda a simplifica­r su mención, lo cual viene bien a quienes quieren auparles (“Urge Mel”) o denostarle­s (“Fuera JOH”). ¿Qué se viene para el país después del juicio a JOH? Este es un debate que apenas empieza

¿Qué se viene para el país después del juicio a JOH? Este es un debate que apenas empieza”.

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