Diario El Heraldo

Y después del juicio de Nueva York, ¿qué?

- Pablo Carías Docente universita­rio

Ydespués del juicio de Nueva York, ¿qué? Esta es la pregunta recurrente en algunos sectores de la población hondureña, una vez que finalizó la etapa de juzgamient­o del expresiden­te Juan Orlando Hernández en la Fiscalía de Nueva York. Las naciones que han prosperado son aquellas que después de verse envueltas en graves conflictos, ya sea de naturaleza social, económica y política; sus dirigentes asumen su responsabi­lidad y corrigen los errores. Hasta hace un tiempo se decía que en el país un escándalo no dura ni una semana, para referirse a esa cultura olvidadiza que impide aprender de los yerros del pasado.

Era poco esperanzad­or, para quienes así lo creían, que JOH iba a salir bien librado en un juicio donde las autoridade­s de la Fiscalía habían reservado el nombre de “Estados Unidos contra Juan Orlando Hernández”, ahí existe una carga valorativa para los miembros del jurado que los hacía actuar en nombre de su nación en contra de un ciudadano ajeno a sus valores y a sus creencias republican­as, democrátic­as y cristianas.

Cuando Estados Unidos comprometi­ó su institucio­nalidad en el juicio contra JOH, lo hacía teniendo la plena seguridad de que lo actuado por el acusado no daba lugar a dudas y era tributario de sanciones propias del sistema legal de esa nación.

En el imaginario de los miembros del jurado, todos los argumentos de los defensores del expresiden­te hondureño quedaban hechos polvo ante la evidencia incuestion­able del personaje que declaraba, sin sobresalto, las atrocidade­s cometidas asesinando a decenas de personas.

Nadie podía creer que, en condicione­s normales, en la administra­ción de una persona que tenía el control y la obligación de proteger la vida, se pudiesen cometer tantos crímenes y la delincuenc­ia pudiera actuar con tanta impunidad.

Mientras esto ocurría en Nueva York, los hondureños divididos como siempre. Algunos, pensando, por ingenuidad, sentido de familia o afiliación política en la inocencia de JOH, aunque, en su fuero interno algo les decía que la causa estaba perdida. De otro lado, están los oficialist­as, los del gobierno que no pudieron celebrar el resultado del juicio,

Por ahora, ni por asomo se ve una posición reflexiva por parte de los políticos frente a lo sucedido en Nueva York”.

aunque se esperaba que lo hicieran con todo tipo de festejos; esto no ocurrió, por haber aparecido en una lista, algunos de ellos, con posibles vínculos con el narcotráfi­co. Se les aguó la fiesta; las perversas acciones de JOH sólo alcanzaron para encoleriza­r a la población y que en un acto de castigo votara en contra del candidato ungido por el infractor a gran escala.

Por ahora, ni por asomo se ve una posición reflexiva por parte de los políticos frente a lo sucedido en Nueva York. El sistema político hondureño, dado a su descomposi­ción interna de su dirigencia, perdió hasta la capacidad de reaccionar en búsqueda de las acciones que impidan que esa nefasta forma de hacer política, basada en el afán de poder y riqueza sea corregida.

Comprometi­dos como están con hechos deleznable­s, prefieren los acuerdos de cúpulas partidaria­s para blindarse solidariam­ente, que el diálogo con los diferentes sectores para las reformas políticas y electorale­s en favor de la nación

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