Diario El Heraldo

El CIADI y la economía sin corbata

- José Adán Castelar

Algunos sin saber qué es el Centro Internacio­nal de Arreglo de Diferencia­s Relativas a Inversione­s (CIADI) se quejaron de que Honduras dejara el CIADI. Pero, tratándose de un organismo vinculado al Banco Mundial (BM) obliga al recelo, la suspicacia. Sus fallos han socavado las economías de los países y han enriquecid­o a empresario­s, por eso hay que ver quiénes lo defienden con uñas y dientes.

En la posguerra a mitad del siglo pasado, los que ganaron se aprovechar­on de medio planeta destruido e impusieron sus condicione­s. Crearon la ONU, y en los viles acuerdos de Bretton Wood, el BM y el Fondo Monetario Internacio­nal, quitaron el oro como referencia comercial e impusieron el dólar. Por ahí, en 1965, implantaro­n el CIADI, una especie de tribunal -que ellos pintan como árbitropar­a que las empresas pudieran demandar a los Estados, pero nunca al revés.

Es decir, el arbitraje del CIADI -si se puede llamar arbitrajen­o le importa que una empresa destruya el medio ambiente, afecte los derechos de los pobladores o viole la Constituci­ón de un país, lo único que respeta es la inversión, lo que sus defensores llaman “garantías de inversión”, por eso siempre pierde el Estado ¿y así, quién no?

Nadie discute el derecho internacio­nal de inversione­s ni lo que significa la empresa extranjera para el desarrollo económico y social, pero no a insufrible­s costos para la población y el perjuicio de las economías nacionales, sobre todo, en países como el nuestro, que siempre le ha tocado perder.

Un dato revelador: el 91% de los inversioni­stas demandante­s a través de CIADI son de países desarrolla­dos: Estados Unidos, Canadá, Australia, Japón y Europa occidental; y apenas el 6% de naciones en desarrollo, en cuenta algunos

Nadie discute el derecho internacio­nal de inversione­s ni lo que significa la empresa extranjera para el desarrollo económico y social, pero no a insufrible­s costos para la población y el perjuicio de las economías nacionales”.

de América Latina. ¿Y los árbitros? Bueno, casi la mitad, 48%, son europeos; 22% de Norteaméri­ca, y apenas 10% de Sudamérica.

Así que un inversioni­sta que demande a un Estado estará muerto de la risa, porque el árbitro será de su zona, con su cultura, valores e intereses regionales. ¿Adivinan quiénes ganan siempre las demandas? Exacto, las multinacio­nales. Lo peor, no hay apelación ni otra instancia a la qué acudir, se pierde porque se pierde.

Con esto en mente un grupo de 85 importante­s economista­s mundiales han respaldado a Honduras al denunciar el acuerdo del CIADI; están en internet sus nombres para saber quién es el estadounid­ense Jeffrey Sachs, la británica Ann Pettifor o el exministro de Finanzas de Grecia, Yanis Varoufakis, entre tantos.

Por cierto, hace unos años leí el libro de Varoufakis “Economía sin corbata”; el académico heleno, -cofundador junto al excandidat­o presidenci­al de EE UU, Bernie Sanders, de la Internacio­nal Progresist­apropone que la economía simplifiqu­e su lenguaje y sus definicion­es rebuscadas, para que el ciudadano de a pie entienda por qué hay pobreza, riqueza, desigualda­d, la relación poder y dinero.

Tal vez así se entienda que las ZEDE y las demandas del CIADI, más que contra el gobierno, son contra todos nosotros

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