Diario El Heraldo

RORO: “UN RIÑÓN NO LO ENCONTRÁS EN UNA PULPERÍA”

Relato El delantero agradeció a Luis Roberto por la donación. “Me dijo: ‘No busqués a nadie, ese riñón es el mío’”, reveló con emoción

- Eduardo Solano El Heraldo diario@elheraldo.hn

Febrero de 2023 marcó un antes y un después para Roger Rojas. A sus 32 años de edad puso un alto al fútbol debido a una enfermedad que prefirió no hacer pública. Era un tema de los riñones y en marzo de 2024 el Roro recibió un gran regalo que le cambió la vida. Su hermano Luis le donó un riñón que le salvó la vida. Un mes después del trasplante, el delantero rompió el silencio con Zona. Claro, las lágrimas fueron inevitable­s...

¿Cómo se enteró de su enfermedad?

Fue el año pasado (2023), estaba con mi esposa en una cita para revisar lo exámenes que me hacía siempre, cuando el doctor me dijo: “Roger, creo que tiene que parar, mi recomendac­ión es que no siga más, sus dos riñones no le están trabajando al 100 por ciento; como doctor y liguista le recomiendo que pare, tiene que hacerse un trasplante”. Sí, fue impactante, no lo puedo negar que duele, pero tuve la fortaleza espiritual y mental de que algún momento podía pasar eso porque en Colombia se me detectó la enfermedad, aunque no estaba delicado. Me dijeron que me cuidara, que podía jugar perfectame­nte un año en Cartaginés sin ninguna complicaci­ón, jugué en Sporting (San José) sin ningún síntoma.

Seguinos contando... Luego cuando llegué a Puntarenas me di cuenta que mis riñones no estaban funcionand­ía do. Le dije a mi esposa: “Amor, ya Dios decidió por nosotros, no estemos en contra de Él, hay que ser fuertes porque Dios me preparó anímicamen­te”. Siempre me dio una posibilida­d positiva y la sigo teniendo. La afronté con humildad y dije: “Dios, si tú quieres esto, lo acepto y vamos a darle para adelante, sé que todo va a estar bien”. El doctor me explicó lo que seguía y gracias a Dios pudimos pasar esa etapa que fue dura, porque el siguiente había que levantarme, ir a entrenar, el siguiente igual. Yo le decía a mi esposa: “No es lo mismo decirlo que ya vivirlo”. Fue difícil, no lo puedo negar.

¿Cómo se manifestab­a su enfermedad?

En Puntarenas hice una pretempora­da muy buena, hice un montón de goles en los amistosos. Lo disfruté de manera increíble sin saber que iba a ser mi última. Cuando llegaba a mi casa estaba más cansado, me sentía mal, pero decía que era porque Puntarenas es súper caliente, con temperatur­as de 40 y 38 grados.

En condicione­s normales, duele el retiro. ¿Cómo ha sido para ti?

Escuché una conferenci­a de un psicólogo deportivo, ¿qué dijo? El jugador cuando se retira pasa un luto, ese luto cuesta pasar la página; fue difícil, cuesta mucho. Imagínese que le digan: “Roger, no puede seguir jugando, venga aquí, sea parte de un cuerpo técnico”. Yo iba, me ponía tenis y dije que no me iba a volver a poner tacos hasta el día que vuelva a jugar. Si yo le pongo mente positiva, sigo siendo parte del fútbol. El haber estado con el profe Segura y Diego (Vázquez), ahí pasé el luto. Te puedo decir que lo extraño, no puedo ser hipócrita ni mentiroso, me hace falta. A veces me pongo a jugar con mi hijo. Pasé ese luto, pero puede que me falta más tiempo; el tiempo me lo irá diciendo.

El gesto de Luis significó mucho para ti, ¿cómo fue esa experienci­a?

Cuando el doctor me dice que para estar bien y recuperarm­e, tengo que hacerme un trasplante de riñón de un donante vivo o un cadáver, me explicaron que una persona que sea compatible conmigo puede ser un posible donante y me preguntaro­n de qué tipo de sangre era. Les dije que mi esposa estaba dispuesta a donarme su riñón. El doctor me dijo que era buena opción, pero que si tenía un hermano, que mis papás estaban vivos: “Hágales exámenes, porque aquí en el hospital México hacemos trasplante­s; si usted consigue donante, el proceso es más rápido”... Me dijeron que bus

Sentí mucha solidarida­d. Para mí fue bonito, hoy no quiero obviarlo, Dios me puso muchas personas que me dieron ánimo”.

cara un familiar directo. Salimos con el doctor, hablamos con mi esposa y le comenté lo que había pasado. Mi doctor me dijo que si había un familiar directo, las probabilid­ades de que todo saliera bien eran mejores.

¿Cómo siguió la historia, Roger?

Mi papá habló con mi hermano y, como a las dos horas, Luis Roberto me está llamando y me dice: “Roger, ¿cómo estás?, ¿cómo te sentís?”. Le dije: Estoy bien, positivo. Luego me dice: “Mirá, Roger, hablé con mis papás, quiero decirte que no busqués a nadie, no quiero que Mimi (esposa) done tu riñón, porque te digo ese riñón es el mío, te lo voy a donar; Dios me trajo a este mundo con un propósito, me preguntaba cuál era y ya lo entendí, decime qué tengo qué hacer”. Ese día colgué, le di gracias a Dios, un riñón no te lo encontrás en una pulpería, en un supermerca­do, en ninguna tienda.

Un momento emocionalm­ente fuerte...

Que tu hermano te diga eso, todavía tengo esa sensación cuando me lo dijo. Luego hablé con el doctor, le dije que mi hermano se ofreció y él me dijo: “Ahora le toca a usted la parte de migración”. Nosotros hicimos todo el trámite, le sacamos residencia y la operación fue un éxito.

Nadie hace esto si la persona no ha hecho méritos en la vida...

Mucha gente me ha dicho eso (aparecen las lágrimas). ¿Qué te digo? Soy bendecido, hermano.

¿Cuál es el mensaje final de Roger Rojas?

Para Dios no hay nada imposible, me dio una nueva oportunida­d para dar testimonio, las bendicione­s hay que contarlas. Este mensaje es para todos los pacientes renales de Honduras y el mundo entero, hay que ser perseveran­tes. Siempre hay angelitos que nos sorprenden y nos cambian la vida...

 ?? FOTO: EL HERALDO ?? Roger Rojas junto a su hermano Luis, quien le salvó la vida donándole un riñón. “Todavía tengo esa sensación cuando me lo dijo”, contó.
FOTO: EL HERALDO Roger Rojas junto a su hermano Luis, quien le salvó la vida donándole un riñón. “Todavía tengo esa sensación cuando me lo dijo”, contó.

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