La CICIH entre fanfarrones
Era 2015 y las formidables Marchas de las Antorchas; íbamos frente al hotel Alameda en el bulevar Suyapa y llamamos a otros amigos para juntarnos; ya estaban frente a Ashonplafa en la colonia Rubén Darío y quedamos perplejos, nos separaba un kilómetro y medio de miles de entusiasmadas personas, más las que venían atrás de nosotros y delante de ellos ¡qué cantidad! Muestra incontestable del cansancio de la corrupción y la impunidad.
El saqueo descarado del Seguro Social fue la última excusa, pero le precedían decenas de escándalos de corrupción que indignaron a millares y cada tarde de viernes desbordaban bulevares capitalinos con luces y humo de antorchas. La inconmensurable protesta popular obligó la llegada de la Misión de
Apoyo contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras, para los amigos, MACCIH.
El partido Libre recogió el testigo de los protestantes con antorchas y propuso en campaña gestionar una comisión contra la impunidad más fuerte que la MACCIH -que al final la echaron los del gobierno anterior-, pero no era pan comido, lo primero fue tropezar con una imbatible burocracia en las Naciones Unidas, que hay quien ha envejecido esperando una resolución.
También tenían que reformarse, en un Congreso Nacional controlado por la oposición, varias leyes que se aprobaron hace unos años como domos de protección para políticos y empresarios que expoliaron los fondos públicos y creyeron que aquello eran tan bueno, como para que fuera eterno.
Pasaron dos años del actual gobierno y la Misión no llega y, como es legítimo y natural, algunos sectores necesitados de justicia exigen su instalación. Lo curioso y simpático es que involucrados en corrupción también reclaman la Comisión Internacional contra la Corrupción y la
Lo curioso y simpático es que involucrados en corrupción también reclaman la CICIH, sólo por política; exfuncionarios, empresarios y supuesta sociedad civil se están dando un tiro en el pie”.
Impunidad en Honduras (CICIH), sólo por política; exfuncionarios, empresarios y supuesta sociedad civil se están dando un tiro en el pie.
Ponen por espejo a Guatemala para ver lo que hizo la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG). Allá tampoco fue fácil. La ONU ya los había apoyado en el Acuerdo de Paz a principios de los 90, luego de la espantosa guerra civil. En 2001 comenzaron los cabildeos para una comisión internacional que fortaleciera la maltrecha justicia, sobre todo, contra varios grupos criminales.
Desencuentros y dudas, firmas y esperas, una nueva solicitud en 2003, otro obstáculo en 2004, nueva solicitud en 2005, el acuerdo en 2006 y por fin el funcionamiento de la CICIG en 2007; en principio perseguía a la criminalidad organizada; luego derivó a enjuiciar a reconocido políticos y a prominentes empresarios. En 2015 llevó a la cárcel al presidente Otto Pérez Molina y a la vicepresidenta Roxana Baldetti. En 2019 el mandatario Jimmy Morales la desmanteló.
Un fanfarrón presume lo que no es y se exhibe como valiente, los conocemos, y ahora reclaman por política una CICIH que a lo mejor los tendrá en sus cuadernos; la corrupción se esparció entre políticos, comerciantes, empresarios, líderes religiosos, falsos dirigentes de sociedad, tramposas oenegés