Reflexión
C on dos votos de los tres jueces integrantes del tribunal de sentencia fue declarado culpable el joven Kevin Solórzano por el asesinato del exfiscal Eguigure y de tentativa de homicidio en perjuicio de la entonces esposa de la víctima mortal. La pena que aplicarán será dada a conocer en los primeros días del próximo mes que será cuando concluya esta instancia y se abra la siguiente ya anunciada, el recurso de casación ante la Corte Suprema de Justicia con decisión definitiva. La sesión, al final de la tarde, atrajo la atención e interés de la población, pues el caso ha ido calando en los hondureños, que a través de flujos mediáticos han mostrado su interés en estar informados. Sin embargo, en el transcurso del larguísimo proceso la polarización de opiniones y criterios fue generando un contexto y ambiente desfavorable para la decisión adoptada por los jueces. Ningún favor y sí mucho daño hacen a nuestro débil sistema de jusiticia quienes arrecian las acusaciones y los señalamientos con tinte claramente político. Las reacciones se han multiplicado desde la expresión de dolor y rabia en los familiares, muy comprensibles, hasta la de profesionales que valoran desde sus posiciones las pruebas aportadas, acusación y defensa, para que los jueces decidan en apego a ellas. “Lo más interesante de este caso es la lección que nos deja al pueblo hondureño, acordémonos que los medios de comunicación sirvieron para orientar e informar, incluso para inducir a la opinión pública. Acordémonos que la opinión pública no tiene todos los elementos”, explica el presidente del Colegio de Abogados de Honduras, quien precisa que en todo fallo podemos encontrar dos peculiaridades, el principio de acierto y el de la legalidad y, por tanto, se debe respetar. En el lado de la defensa del joven el sentimiento era de “consternación”, pero no desánimo pues “no queda más que luchar, creemos en la inocencia de Kevin”, reaccionó el defensor Jaír López quien espera la sentencia “para presentar el recurso”. Habrá que aprender la lección, particularmente en el ambiente periodístico, para que el curso de la justicia siga su camino sin obstrucciones, ni desvíos, sin retardo y sin las presiones, de cuyas consecuencias no aparecen los progenitores. El llamado es a la tranquilidad, a la reflexión y a la utilización de los recursos para hacer justicia y enmendar lo que sea necesario con nuevas valoraciones de las pruebas presentadas para tomar la decisión los magistrados del Tribunal supremo.