Retrocedimos
Los acontecimientos vividos en los partidos de la Liga Nacional nos permiten afirmar que hemos retrocedido en asuntos de seguridad que creíamos superados. Desde hace 30 años venimos diciéndoles que a los destacamentos policíacos que trabajan en los partidos hay que darles instrucciones de lo que tienen que hacer, no basta con pedir 500 o 1,000 efectivos, ya que lo más importante es instruirlos, de lo contrario se convierten en espectadores. En el partido Motagua-Vida, jugado en Tegucigalpa, se recurrió a gases lacrimógenos y nadie reclamó, a tal punto que tres días más tarde en San Pedro Sula nuevamente estos gases tóxicos fueron lanzados al final del Marathón- Real España. Si los policías hubiesen estado en la pista del estadio Nacional viendo hacia las graderías, el domingo anterior durante el Olimpia-Motagua, no se hubieran producido tres incidentes en el segundo tiempo; primero, un niño ingresó a la pista desconociéndose su procedencia y como nadie lo sacó de ese lugar, minutos más tarde fue a abrazarse con uno de los guardametas sin que otra vez nadie le dijera nada. Luego, al final del partido pasó lo más increíble porque un aficionado ingresó con pelota dominada y anotó un gol en la portería motagüense en el mismo momento que Roger Rojas anotaba el gol del definitivo 2-2 generando una polémica sobre la validez o no del tanto, ya que había dos pelotas en el campo. Lo más triste en este hecho que nos expuso mundialmente como país que no respeta las leyes, es que el intruso no fue detenido y nadie se interesó tampoco por apresarlo, lo cual nos indica claramente que la seguridad contratada para el juego no llevaba las instrucciones de lo que debe hacer ante determinadas situaciones. Las indagaciones que hemos realizado confirman que hubo cambios de mando en la entidad policial, y pese a las sugerencias de los entendidos en fútbol, los uniformados hacen lo que sus nuevos jefes señalan sin tomar en cuenta las necesidades del balompié y así fue como, pese a que Olimpia quería que entrara la barra de Motagua a su lugar normal en la cabecera del estadio, la seguridad contratada lo impidió provocando que en varias partes del encuentro los aficionados de ambos equipos se introdujeran en la