El sufrimiento de los hondureños
Honduras es un país donde vivir cómodamente es todo un reto. La falta de empleo, seguridad, educación y altos costos de servicios públicos y de la canasta básica es lo que hace que un hondureño haga milagros para poder mantener a su familia. De todo lo mencionado lo que atemoriza a las personas es la gran cantidad de muertes que se registran a diario. Según el Sistema Estadístico Policial en Línea van aproximadamente 400 pérdidas humanas en lo que va del año, agregándole también las famosas extorsiones por el impuesto de guerra. Por décadas, Honduras ha venido tropezando con la aplicación de políticas de seguridad equivocadas que hoy ubican al país como uno de los más violentos del mundo, y aunque a nivel de Gobierno se diga lo contrario, siguen los constantes hechos delictivos, las muertes masivas, los crímenes sin resolver, las extorsiones, el impuesto de guerra y los territorios controlados por bandas del crimen organizado. Ahora ¿por qué fracasan los métodos o políticas de seguridad? Hay varios puntos, pero el principal es el sistema judicial y de débil investigación, conformado por personas incapaces, que han dejado a un sistema temeroso manipulado y colapsado incapaz de llegar hasta el final de las investigaciones y dar con las personas que cometen los crímenes. El otro punto es que se invierten millones de lempiras para equipar una patrulla policial, pero ¿qué pasa con la educación? ¿Qué pasa con el trabajo? ¿Por qué no invierten en mejores escuelas y en las capacitaciones de los profesores y en traer más empresas y así generar más trabajo? Una de las principales causas de la delincuencia en Honduras es la falta de educación y empleo, muchos de los criminales soñaron con estudiar y tener un buen empleo para así mantener a sus familias, pero debido a un sistema que solo favorece a aquellas personas que tiene más y que tiene contactos políticos, esas humildes personas tienen muy poca probabilidad de cumplir sus sueños y se ven obligados a buscar otras formas ilegales de conseguir dinero. MAYELA RAMÍREZ