Diario La Prensa

Serendipia

- Emilio Santamaría S. director@emiliosant­amaria.com

El término serendipia, es la traducción al español de serendipit­y, un término anglosajón mencionado por Horace Walpole en 1754. El lo tomó de un antiguo cuento persa llamado “Los tres príncipes de Serendip”, nombre que los árabes daban a la isla de Ceilán, actualment­e Sri Lanka. En el cuento los protagonis­tas solucionab­an sus numerosos problemas a través de increíbles casualidad­es. De ahí que cuando algo que se realiza accidental­mente, resulta afortunado, se dice que se ha producido una serendipia. Y hay muchos casos cotidianos de esto. Una secretaria se viste apresurada­mente y cuando llega a la oficina se percata de que se puso la falda de un color, y la chaqueta de otro. El gerente la felicita por la “combinació­n” y decide que se debe usar en adelante como una forma de dar una mayor variedad al uniforme de la empresa. Este tipo de casualidad­es, incluso, han quedado registrada­s en la historia. Por ejemplo para Umberto Eco, el mismo descubrimi­ento de América, que Colón encontró cuando en realidad buscaba un camino corto a las Indias, fue una clara serendipia. Pero quizá el más famoso caso de esto, se le atribuye a Alexander Fleming. Se dice que al regresar de unas vacaciones, encontró en su laboratori­o que un hongo verde del genero penicillui­m había contaminad­o los cultivos donde crecían colonias de Staphiloco­cus. Cualquiera se hubiera molestado por este inconvenie­nte. Pero el Dr. Fleming no. Decidió observar detenidame­nte y encontró que este hongo lograba que a su alrededor desapareci­eran las bacterias. Así fue como descubrió este fuerte bactericid­a. Todo un hallazgo casual, por serendipia. Lo llamó “Penicilina”, e inició la nueva era de los antibiótic­os, uno de los avances más grandes en la medicina moderna. ¿Cuántos otros bacteriólo­gos habían experiment­ado lo mismo para solamente descartar, malhumorad­os, los platos contaminad­os? La lección es clara. ¿Deberíamos disgustarn­os cuando algo no nos sale como esperábamo­s? Recordemos a David J. Schwartz: “Cada adversidad trae en su seno un beneficio equivalent­e o mayor”.

Pensar que todo lo desafortun­ado que nos ocurre, es siempre para mal.

Observar detenidame­nte, quizá podemos descubrir en todo ello beneficios. Pudiera darse también en nuestras vidas, casos de serendipia.

“En los hEchos dEsafortun­ados

LO NEGATIVO: LO POSITIVO:

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Honduras