Honduras con la peor tragedia penal de América Latina
La muerte de 361 personas en la cárcel de Comayagua es la mayor catástrofe penitenciaria en los últimos 7 años
MANAOS, BRASIL. En muchas cárceles de América es “normal” el tráfico de drogas, de influencias, los asesinatos y que sean los reos quienes ponen las leyes. Ser recluso se convierte en un reto diario de sobrevivencia, pues se vive en el constante riesgo. Prisiones como las de México, El Salvador, Bolivia y Honduras, entre otras, tienen diversos problemas como el hacinamiento, la corrupción y mala infraestructura; pero de entre todas las cárceles del continente, las más peligrosas son sin duda las brasileñas, hecho que prueban los ríos de sangre que corren constantemente en estas cárceles. Solo en los primeros 20 días de este año ya murieron violentamente más de 110 reclusos en el interior de las prisiones brasileñas. El 2 de enero de este año fueron asesinadas 56 personas en un motín en el complejo penitenciario de Anísio Jobim en Manaos. Solo cuatro días después, el 6 de enero de este año, se presentó una nueva catástrofe carcelaria en Brasil, pues se encontró a 33 personas muertas en la Penitenciaría Agrícola de Monte Cristo (Pamc), en Boa Vista, capital de Roraima, Brasil. La escena era dantesca, pues la mayoría de los cadáveres hallados en este centro penitenciario estaban decapitados. Solo 10 días después, el 16 de enero de este año, también en Brasil ocurrió otra escalofriante matanza en una de sus prisiones. En ese nuevo incidente, 26 personas fueron asesinadas en la cárcel brasileña de Alcaçuz en Natal. Tan solo 48 horas después de este incidente, las autoridades brasileñas tuvieron que enfrentarse a una nueva
Problema Un informe de InSight Crime calificó a las cárceles de Latinoamérica como la parte más olvidada del sistema judicial
rebelión carcelaria, esta vez en el estado de Río Grande do Norte.
Historia sangrienta. Las tragedias penitenciarias en Brasil no son nada nuevo, pues durante años se ha escrito una historia sangrienta en ellas. La masacre dentro del complejo penitenciario de Anísio Jobim, de Manaos, adonde murieron violentamente 56 reclusos, fue la segunda mayor tragedia de la historia carcelaria de Brasil. La primera fue la de Carandirú, como se conoce la masacre en la que murieron 111 presos en una cárcel de Sao Paulo en 1992. “No hay dudas de que en el interior de las prisiones las facciones criminales tienen el control, una completa gestión del sistema”, manifestó María Laura Canineu, directora de Human Rights Watch en Brasil. Las segundas cárceles más mortales de Latinoamérica están en Venezuela, adonde solo en 2013 fallecieron 506 presos. En un solo enfrentamiento en 2013 en las prisiones venezolanas murieron de
forma violenta en Uribana 58 personas y apenas unos meses después, en ese mismo centro penitenciario se registró la muerte de otros 13 reclusos luego de haber ingerido un coctel de medicamentos y alcohol como forma de protesta. En el tercer lugar de las prisiones más mortales están las de México, adonde en febrero del año pasado mataron a 52 reclusos del penal de Topo Chico, en Monterrey, Nuevo León. Esa matanza hizo recordar
la de apenas unos años atrás, cuando en Apodaca, Nuevo León, en febrero de 2012, perecieron 44 personas en un enfrentamiento.
Causas del caos. Varias son las razones que hacen de las prisiones latinoamericanas una bomba de tiempo, una de las principales: el hacinamiento. Según informes del Centro Internacional de Estudios Penitenciarios de la Universidad de Essex (ICPS), entre los 10 países con cárceles más sobrepobladas del mundo hay cuatro de Latinoamérica. Haití encabeza la lista, con una tasa de ocupación carcelaria del 416%. Le sigue El Salvador, en cuarto lugar, con un 320% de sobrepoblación, Venezuela con 270% en séptimo, y Bolivia con 256% en octavo, . La Organización de las Naciones Unidas (ONU) ha criticado en varios informes las condiciones de las prisiones en Latinoamérica, señalando la violencia que se genera por problemas de sobrepoblación, falta de acceso a servicios básicos y por los sistemas de justicia poco eficaces.
Análisis Las deplorables condiciones y la corrupción refuerzan las organizaciones criminales, según InSight Crime